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Así opinan

El muro de la familia: un tornado de felicidad

V parte

Escrito por Naimara Gutiérrez Parodys @nagupa91 – @ps.naimaragutierrezNagupa91

Cuando estaba en la barriga de mi gorda, por desconocimiento, ella ingirió pastillas que están contraindicadas para la gestación. Por eso y otros motivos adicionales, si mi mamá decidía tenerme, la vida de las dos corría peligro. Entonces, la decisión de abortarme había sido tomada, sin embargo, la noche anterior, mi madre soñó conmigo, un ser alegre donde Dios le decía que iba a ser la felicidad de la casa. Desde entonces, me he caracterizado por apreciar la vida desde un enfoque sencillo, viéndole el lado positivo a todo y robándoles sonrisas a lo que están a mi alrededor. También, me han dicho que seré el muro de mi familia, donde se apoyarán en tiempo de dificultad.Es así como, siendo la menor me he convertido en la guía de mis hermanos y mis padres.

Pero en el 2018, mi familia me vió como nunca me habían visto. Las luces de mis ojos se apagaron, la sonrisa de mi rostro solo quedaba en sus recuerdos y mi habilidad de escucharlos y alentarlos se había esfumado. Pero qué hicieron ellos en estos momentos? Mi madre: llena de frustración e impotencia sentía que ningún conocimiento adquirido, le servía para ayudar a su pequeña. Muchas veces con su cara triste me decía hija mía dime lo que sea y te aseguro que lo podré soportar. Y así fue: a ella le dije que quería renunciar a todo; que nada de lo que hacían me estaba sirviendo. En fin, un conjunto de barbaridades que se alojaban y anidaban en mi mente. Mi padre creyéndose responsable me sostenía: “lo que te está pasando es culpa mía, tú eres mi orgullo y saben que destruyendote a ti, me destruyen a mi” y no conforme con eso, su carácter indomable se doblegó ante mi, poniéndose de rodillas y con sus ojos llenos de lágrimas, me dijo: “hija si en algo te he fallado, te pido perdón, pero yo necesito que vuelvas hacer la de antes, necesito de tu sonrisa y de tu alegría”. Y así obtuve una demanda y unas palabras inesperadas que hicieron eco en mi interior.

Mi hermano, aquél que siempre he cuidado y aconsejado, se sentía sin recursos, ya que los temas y actividades que me planteaba no tenían ningún efecto en mi. Entonces, solo me miraba y abrazaba. Por otro lado, Mi purrunera se vestía de guarda de mis sueños, con sus manos cálidas tomaba la mía y con su dulce voz, cantaba a mis oídos, adoraciones y alabanzas que disipaban mis temores. No obstante, en ocasiones al no poder conciliar mi sueño, me autorizaba para irme al cuarto de mis padres y entre el abrazo de ambos, sentirme protegida y así poder dormir.

Mi cuñada, quien demostraba fortaleza para escucharme, con ella me desahogaba, a ella recuerdo haberle dicho: “cu si sigo así, creo que deberían internarme en un hospital psiquiátrico”. Y ella con sus palabras y sabiduría me calmaba. Y qué decir de mi pequeña sobrina, en ocasiones inocente de lo que pasaba, iba a visitar a su tía enferma que no sabía a ciencia cierta qué me pasaba, por eso me decía Titi: “porque te la pasas acostada ahora” y me solicitaba: “Titi quiero que animes mi fiesta, otra vez”. Hay mi pequeña solo recuerdo que solo pensaba, Dios mío, que ejemplo le estoy dando a mi sobrina. Entonces, un día te vi teniendo una conducta parecida a la que estaba teniendo en la crisis. No te imaginas, lo que lloré en esa noche.
Mis tíos y primos me llamaban y oraban por mi. En Barranquilla, mi tía amparo con su fortaleza me expresaba: “aquí vas a comer” “aquí vas a hacer mi niña, la que me anima y me enseña” “aquí nos vas a estar triste” “recuerda cada vez que te venga lo que te venga, tú dile que carajo y te sacudes”. Mis primos no me dejaban sola, me llevaban a sus planes y aun sin decirme nada, yo sabía que cuidaban de mi. No me molestaban (debo decir que el bullying es nuestro lenguaje de amor), pero con su gracia provocaban risas en mi rostro y hacían que por un momento, todo volviera a entrar en calma.

En muchos momentos, me dije “renuncio hacer la alegría”, “con que soy el muro?, pues aquí está hecho pedazos, sin poder levantarse de nuevo”. Pero por todo lo que hicieron y dijeron, empecé a cuestionarme, Dios mío que le estoy haciendo a mi familia, incluso, llegué a pensar: qué clase de monstruo soy, que le hago esto a las personas que quiero?, concluyendo en varias ocasiones, que yo no amaba a nadie; muchas veces me alejé para no lastimarlos, pero después aprendí a aparentar que todo estaba bien, aunque ellos me conocen y continuaron con su trabajo.

Razón tiene Ruben Blades al cantar: “cuanto control y cuanto amor tiene que haber en una casa mucho control y mucho amor para enfrentar a la desgracia por más problemas que existan dentro en tu casa, por más que
creas que tu amor es causa perdida, ten la seguridad de que ellos te quieren y que ese cariño dura toda la vida”. Por eso, en esta ocasión, te animo a decirle a tu familia, si estás atravesando por una situación difícil. No creas que serás otro problemas, a partir de ese momento, serás su prioridad. Y te aseguro que sin importar qué, su amor sobrepasa cualquier error que cometamos.

A mi familia, les informo que su muro de contención, se fortaleció y que sus quiebres fueron rellenados con el poder de sus oraciones. Nuestro Dios, escuchó sus clamores. También, el torbellino de alegría volvió para ser un tornado de Felicidad.
Una vez más, gracias por demostrarme su cariño, apoyo y unión, comprobándome que podemos hacerle frente a la desgracia.

¿Y tú, qué opinas? Comenta

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