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Cirirí Del Jirafo

¡Fervor Campesino!

Cirirí Del Jirafo

Escrito por Alberto Muñoz / @albertomunozpen / elhijodedonjulio@gmail.com

Se les debe más de la cuenta. Constituyen la despensa cultural primigenia y el surtido alimentario natural. Gracias a su reciedumbre diaria se mantiene viva la posibilidad de sustento, a pesar de las múltiples dificultades la cruzada productiva sigue aunque el campo colombiano peligre cada vez más.

De acuerdo con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos “se entiende por campesino toda persona que se dedique o pretenda dedicarse, ya sea de manera individual o en asociación con otras o como comunidad, a la producción agrícola en pequeña escala para subsistir o comerciar y que para ello recurra en gran medida, aunque no necesariamente en exclusiva, a la mano de obra de los miembros de su familia o su hogar y a otras formas no monetarias de organización del trabajo, y que tenga un vínculo especial de dependencia y apego a la tierra”.

Junio es el mes del campesino colombiano, el primer domingo inicia la celebracion, de conformidad con el Decreto 135 de 1965, firmado durante el gobierno de Guillermo León Valencia.

Poco después del inicio de la jornada musical del conjunto de los Hermanos Lopez, con el canto magistral del jilguero de América, Jorge Oñate, grabaron en su tercer trabajo discográfico por allá en 1971, la canción diciente de Poncho Zuleta, Campesino: el campesino es el hombre de trabajo, que se conforma con lo que Dios le da, vive luchando por la humanidad, y sin embargo siempre es despreciado; el pobrecito termina cansado, cuando su pueblo no puede luchar. Con la humildad que lo caracteriza, vive en  el campo junto con sus hijos, y la mujer también hace lo mismo, porque la pobre siempre esta sumisa; y son las cosas que me mortifican, cuando me acuerdo que soy campesino.

 Hombres de trabajo, labriegos como Rafael Barrera, Sarabia, Pedro Maestre y toda la pleyade que conocimos, valoramos y apreciamos desde siempre. Valledupar, el Cesar, el Caribe, Colombia, tierra de campesinos, soñadores insignes cultivadores, forjadores del campo, resilientes. emancipadores del valor sobre carencia y precursores de la fe.

Allende los mares, la misma situación, no menos peor. Mientras en Cuba, jibaro, es persona huraña y arisca, en Puerto Rico, República Dominicana y Perú, significa campesino.

Rafael Hernández Marín, también conocido como el Jibarito, nació en Aguadilla (Puerto Rico) el 24 de octubre de 1892, vivió hasta el 11 de diciembre de 1965, fue un compositor mundialmente conocido por sus boleros y canciones, entre otros, el cumbanchero, campanitas de cristal y lamento borincano. Fue una figura cimera de la música popular puertorriqueña durante el siglo XX. Músico profesional, intérprete de diferentes instrumentos: corneta, violín, trombón, bombardino, guitarra, piano. Vivió en Estados Unidos, en 1917 mientras trabajaba como músico en Carolina del Norte, fue reclutado con ocasión de la Primera Guerra Mundial, con otros 16 puertorriqueños, uniéndose a la Orquesta Europa, la banda musical de los Harlem Hell Fighters del Ejército estadounidense. En 1932 se instaló en Mexico, allí dirigió una orquesta, se integró al Conservatorio Nacional de Musical para nutrir su acervo musical.

En 1929, al tiempo que Puerto Rico, atravesaba una situación critica, compuso la canción Lamento Borincano, convirtiéndose en éxito emblemático que, denunció el deplorable estado de jibaros y boricuas, después de lo cual se inició el éxodo de un número creciente de ellos al país del norte. El bolero fue grabado por diferentes interpretes y representa las luchas del jibaro puertorriqueño para subsistir, “el arquetipo de un héroe con el que el pueblo puertorriqueño se ha identificado, lo cual puede ser interpretado como representación de la lucha propia de Puerto Rico por su identidad nacional e independencia a causa de su historia colonial.”

 Lamento Borincano, ha sido interpretado -entre otros- por: Javier Solís, Chavela Vargas, José Feliciano a dúo con Luis Fonsi, el trovador Chileno Victor Jara, El Jibarito, Daniel Santos, La Sonora santanera, Facundo Cabral, Cuco Sanchez, el Conjunto clásico, Rafael Hernandez, Trío Borinquén, y en versión moderna por Gilberto Santa Rosa, La India, Marc Anthony. Melodía bellísima y letra representativa: Sale, loco de contento con su cargamento para la ciudad, si, para la ciudad; lleva, en su pensamiento todo un mundo lleno de felicidad, si, de felicidad; piensa remediar la situación del hogar, que es toda su ilusión. Y alegre, el jibarito va, cantando así, riendo así, por el camino: “si yo vendo la carga mi Dios querido un traje a mi viejita voy a comprar”. Y alegre también su mula va, al presentir que aquel cantar, es todo un himno de alegría; en eso los sorprende la luz del dia, y llegan al mercado de la ciudad. Pasa la mañana entera, sin que nadie quiera su carga comprar, ay, su carga comprar; todo, todo está desierto, el pueblo está muerto de necesidad, ay, de necesidad; se oyen los lamentos por doquier de la desdichada borinquen; y triste, el jibarito va, cantando así, diciendo así por el camino: que será de Borinquén mi Dios querido, que será de mis hijos, y de mi hogar; Borinquén, la tierra del edén, la que al cantar el gran Gautier, llamó la perla de los mares; ahora que tú te mueres con tus pesares, déjame que te cante, yo también.

 En parajes de la territorialidad de San Juan del Cesar, Municipio de La Guajira, un campesino con vocación resignada e inscrito en el listado de connotados compositores vallenatos, por el dolor de su situación, la desesperanza por el estancamiento y la falta de oportunidades, tan común a muchos campesinos y sumido en el remordimiento, se inspiró un día, como era habitual en él y, al estilo del ave fénix, se levantó de las cenizas de su pesar, con la bella canción, mujer conforme, llevada al disco hace 44 años, en el álbum “La parranda y la mujer”, del connotado Jorge Oñate y el acordeón sublime de Emilianito Zuleta Diaz:  “Vengo de la montaña, de allá de la cordillera, allá dejé mi compañera, junto con mis dos hijitos; yo me traje bien cargado mi burrito, vendo mi carga y me alisto, porque mi mujer me espera; tengo pensado regresarme muy temprano, porque ella me está esperando, con algunos alimentos; mi pobre compañera que con tanto sufrimiento, amarguras y tormentos me acompaña en esa tierra; pero mujer del alma, mi compañera , de tanto tiempo; pueda ser que este año, nuestra cosecha, salga mejor; que te llevaré al pueblo para que cambies de situación, te colmare de amor, lo haré en cambio de tu sufrimiento; ay ombe, te daré una vida sabrosa, tu felicidad será doble, porque la mujer conforme, se merece muchas cosas. Lo que allá en la montaña, mujercita de mi alma, metida en esa cabaña, para ti fue soledad; al llegar al pueblo, te será felicidad, pa’ que puedas olvidar , lo que allá te atormentaba; ya tengo pena  por lo que tú estás pasando, por estarme acompañando por allá en esos adentros; por eso quisiera, bien colmarte de contento, pa’ que olvides el tormento, que te está martirizando; pero mujer del alma, mi compañera de tanto tiempo, pueda ser que este año nuestra cosecha salga mejor; que te llevaré al pueblo para que cambies de situacion, te colmaré de amor, lo haré en cambio de tu sufrimiento, ay ombe, te dare una vida sabrosa, tu felicidad será doble; porque la mujer conforme, se merece muchas cosas”.

Mientras el maestro Rafael Hernandez, fue un músico de conservatorio, director de orquestas, habituado a la comodidad en las ciudades donde residió, sacó a relucir del alma las viscisitudes del jibarito puertorriqueño y los tiempos críticos de la Isla, en esa época; Poncho Zuleta hizo la canción a sus 23 años, en tiempo de estudiante pero él nació, vivió en el campo, sus padres y abuelos, hermanos y tíos, también. Por su parte, ‘el Indio’ Máximo Movil, igual, lo hizo en vivencia plena con su mujer y sus hijos, sin estudios académicos pero con el gran conocimiento de la vida.

La música es ‘lenguaje’ universal, tratándose de la expresion de sentimientos a partir de hechos ciertos, comunes en pueblos

sumidos en el subdesarrollo, vehículo que une y promueve la mejoriaomentanea y/o duradera. De manera que, cuando el Cacique de La Junta, se inició como compositor, también le cantó a su gente campesina “el cantor campesino”: (…) yo nací en Carrizal, mi región campesina y me crié en Villanueva; allá pude escuchar, la parranda e’ la rutina, de Emiliano Zuleta; me inspiraba al cantar, componiendo mis versos, sin tener experiencia; me conmueve el recuerdo, al escuchar el cantar, el de Poncho Zuleta (…). Y caracterizó a sus padres, auténticos campesinos, presentándose como “hijo agradecido”: “(…) Recuerdos de mis viejos son recuerdos de mi infancia, al sudor de mi padre se le ve la vida mía; luchando con orgullo al frente de su labranza, con la esperanza en su hijo que algún día les serviria (…)”.

 El panorama empeoró en nuestra querida Colombia, el campo sigue en producción pero declina, día tras dia día, el beneficio merecido por pequeños productores y por quienes, sin tener nada, lo dan todo para que siga produciéndose el sustento alimentario que, genera riqueza para algunos de los participantes en la cadena productiva y comercial mientras el campesinado acumula frustración, disminución de beneficios y en ocasiones, resentimiento social. Cada cuatro años se renuevan las esperanzas, en las cuales muy pocos se afianzan. Y siguen adelante con fe silenciosa, tal cual ¡como cuando siembran la semilla!

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