Así opinan
Turismo de moda: entre la pasarela y el desarrollo
Por: Mariano Sierra Pérez, Docente de Administración de empresas turísticas y Hoteleras

En el mundo global, moda y turismo son dos industrias que parecen transitar por autopistas distintas, pero cuando se interceptan, desencadenan un impacto cultural y económico con un crecimiento exponencial y poderoso. La Semana de la Moda de Nueva York, por ejemplo, genera más de 900 millones de dólares al año en ingresos para la ciudad (Council of Fashion Designers of America, 2023). En Cali, el evento Distrito Moda reunió a más de 28.000 asistentes, creó 2.500 empleos y dejó cerca de 1.045 millones de pesos en derrama económica (Secretaría de Desarrollo Económico de Cali, 2025).
Las cifras hablan por sí solas, pero la pregunta que me hago es otra: ¿qué significaría para una ciudad como Valledupar pensar la moda como motor de turismo y desarrollo? ¿Estamos listos para vestirnos con nuestra propia identidad y ofrecerla al mundo como experiencia auténtica?
El turismo de moda —también conocido como modoturismo— “es aquel viaje motivado por la asistencia a eventos de moda, visitas a casas de diseño o experiencias asociadas a la industria textil y creativa” (UNWTO, 2022). Va mucho más allá de los desfiles: es visitar talleres de diseñadores locales, descubrir la historia detrás de una marca, vivir la moda como expresión cultural y no solo como tendencia pasajera. Al mismo tiempo, conecta con el turismo vivencial, ese que permite al visitante sentir la esencia de un pueblo en sus colores, texturas, tradiciones y relatos.
En nuestro territorio, la moda no se limita a las vitrinas. Está en el sombrero vueltiao —reconocido como símbolo cultural de Colombia por la UNESCO—, en los tejidos de aguja de las artesanas indígenas, en la guayabera que se pasea cada abril en el Festival Vallenato, en nuestro café que no solo ofrece sabor y aroma, sino que revela identidad en cada proceso de cultivo y cosecha. ¿Por qué no convertir estos símbolos en experiencias turísticas que atraigan a viajeros en busca de autenticidad y cultura?
Otros países ya lo han entendido. En Georgia, la Semana de la Moda de Tbilisi logró “proyectar a los diseñadores emergentes como embajadores culturales y turísticos” (Vogue, 2024). En Puerto Rico, incluso la residencia de Bad Bunny se transformó en vitrina de identidad y moda urbana, generando impacto económico y atrayendo visitantes en torno a experiencias culturales y de marca (El País, 2024).
En Valledupar, el camino ya empieza a abrirse. Este diciembre, el diseñador Darío Valencia presentará su colección inspirada en el romanticismo, un evento a beneficio del Monasterio de las Hermanas Clarisas. Lo interesante es que esta propuesta no busca quedarse como un hecho de ciudad, sino proyectarse como referente de la región Caribe. Allí está la clave: convertir la moda en experiencia colectiva, en plataforma de turismo cultural y creativo.
La moda puede ser efímera, sí, pero también puede ser duradera si la pensamos como estrategia de desarrollo. No se trata únicamente de tener pasarelas espectaculares, sino de apostar por sostenibilidad, inclusión, producción local y economía creativa con rostro humano. Como lo resume Zurab Pololikashvili, secretario general de la Organización Mundial del Turismo: “El turismo desempeña un papel clave en el crecimiento económico y la cohesión social, pero su potencial solo se materializa cuando se conecta con la identidad de los territorios” (OMT, 2023).
El pasado viernes 5 de septiembre, en el auditorio Macondo, el evento RESET organizado por Moodval dejó claro que debemos prepararnos para lo que se viene. Tenemos un insumo vital: nuestra creatividad. Pero como dijo el speaker Alejandra Pérez en su presentación: “La IA es una cerilla y tú, un tanque de gasolina”.
En definitiva, la verdadera pregunta no es si la moda es pasajera o permanente. La cuestión es: ¿qué haremos en Valledupar para que moda y turismo no sean una moda transitoria, sino una oportunidad real de desarrollo que vista a la región con identidad, innovación y futuro?
Qué interesante ver cómo la moda puede convertirse en motor de turismo y desarrollo. Valledupar tiene todo para proyectar su identidad cultural a través de la moda: desde el sombrero vueltiao hasta las artesanías indígenas y la guayabera del Festival Vallenato. El reto está en articular creatividad, sostenibilidad y promoción turística para que la ciudad no solo vista moda, sino que la convierta en experiencia auténtica y duradera.