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Agibílibus

Mi Yo Interior

Escrito por Mateo Polo Morales

Mi vida antaña es divergente a la actual, desde el momento en que encontré mi verdadera vocación. Hola mi nombre completo es Fabrizio Rossi Giuseppe, nací el 20 de mayo de 1998 en Siracusa Italia. Crecí en una familia de clase alta, me explico, cuando me refiero a clase alta, lo hago según la estratificación social y económica en Italia actualmente, “bueno, hasta la fecha en la que escribo esto”.

Romeo Rossi, mi padre, era dueño de una empresa excéntrica de ropa, llamada: “ROSSI”, y mi madre, Beatrice Giuseppe, era presidente de un banco que pertenecía a su familia paterna llamado: Giuseppe Banca.

Desde que me acuerdo, siempre me fue mal en la escuela, tanto así que llegué a perder 3 años en el colegio.

Mis padres creían que yo era un inservible e inoperante, ya que no prestaba atención a nada, mi única pasión era la música, más sin embargo no procure por estudiarla, así que cuando cumplí mi mayoría de edad, no me brindaron estudios universitarios, solo me dijeron que buscara la manera de independizarme, así que me mude con unos colegas, y tomé un puesto como barrendero.

En el tiempo que estuve con mis colegas, me hice adicto al aderall, y esto hizo que ellos me echaran de su apartamento el cual pagaban, así que terminé en las calles.

Mi estado de ánimo empeoraba, me sentía triste, la gente me rechazaba, mi vida estaba llena de errores y lapsus que me obstruían.

Una noche decidí pernoctar a las afueras del Duomo di Siracusa, el cual es una iglesia, ya me encontraba cerca. Cuando me quedé dormido, empecé a soñar con una mega urbe, o Metrópolis, la cual tenía un diseño descomunal y descabellado.

En el sueño, estaba yo parado en un andén, y de momento, un hombre con forma de humanoide, se me acerca y me dice: “Hola Fabrizio, en este momento te encuentras en un viaje interior, todo esto que ves, está adentro de ti, ¡Sígueme!”, así que no me quedó de otra que seguirlo.

Aquel hombre me mostró un terreno donde se encontraba un minifundio, el cual parecía estar desasistido, entonces me dijo: “Esto que ves aquí, es el cultivo de los talentos, pero al parecer no hay nada plantado, aquí”. En ese momento, sentí que todo lo que estaba sucediendo era incoherente y sin sentido, no lograba entender nada, y estaba desconcertado.

Seguidamente me llevó a una tienda de instrumentos musicales. Alcé mi mirada, y puse mis ojos por toda la tienda, tratando de encontrar los instrumentos musicales, y no había nada, entonces, mi acompañante exclamó: ¿Qué ha sucedido aquí?, así que yo le respondí: “Es dable que el dueño de la tienda haya cerrado”, entonces dimos continuación a nuestro viaje.

A continuación, el humanoide, me llevó a un pequeño islote el cual estaba a las afueras de la ciudad, y nos tocó llegar en botes. El islote, contaba, con un ecosistema maltrecho, y lleno de trastornos naturales, entonces mi acompañante exclamó: “Al parecer, en este terreno, ha habido muchedumbre de desastres naturales, que le es onerosa al ecosistema, impidiéndole que fluya”, así que en ese momento me enfusqué más de lo que ya estaba, entonces esto me hizo preguntarle a mi acompañante lo siguiente: ¿todo lo que me muestras, que tiene ver con este viaje?, y mi acompañante exclamó: “ tu mismo entendimiento, te dará la epifanía, y revelación sobre lo que significa todo esto”.

Luego, me mostró, la exclusividad de materiales, que tenía la ciudad en donde nos encontrábamos. Sus parques bañados en oro, sus sillas urbanas eran de rodio puro y sólido, el suelo donde caminábamos, era como especie de un concreto estampado, con pedazos de rubíes y bellos cristales excéntricos en su valor y calidad, pero, había un gran problema, ya que los habitantes de la ciudad se encontraban en una discordancia, cosa que los llevó a estar en una guerra entre ellos mismos, se mataban entre sí, destruían su ciudad, la libre expresión se convertía en dicterios e injurias. Entonces en eso mi acompañante me dijo: “Puede que esta Metrópolis, sea millonaria, que tenga materiales extravagantes y muy costosos, ¿de qué le sirve a esta ciudad tener cantidades de dinero por doquier, si no hay paz, amor y sabiduría en ella?, ¿de qué se puede aprovechar la persona de los bienes materiales, si la paz es sustituida por la guerra? ¿Si la aceptación se cambia por el rechazo? ¿si el amor es permutado por el odio?”.

Después de todo esto entendí la razón de ese sueño, comprendí que ha mi vida le faltaba dedicación, para poder alcanzar la sabiduría, y lograr ser un buen agibílibus, cordial y respetuoso, para así ser aceptado por los demás. Así que aquel humanoide me miró y me dijo: ¿Te acuerdas de aquel minifundio al que te llevé primero?, pues solo era una metáfora, o cosa aluna, para referirse a tus talentos, ¿cómo pretendes tener talento, si ni siquiera lo buscas, y nadie te lo inculcó en tu niñez? ¿Te acuerdas de la tienda de música que visitamos anteriormente? también es una metáfora, para referirse, a ese posible talento que puedes adquirir en la música, porque yo sé que desde pequeño te gusta, pero, no has procurado por aprenderla ¿Recuerdas a el pequeño islote al cual te llevé?, pues simboliza la relación que tienes con los demás, no hay un buen contubernio, y si no hay una buena amistad, todos los problemas que lleguen, hacen que la relación claudique, tal y como sucede en el islote que visitamos.

En eso me desperté, y me empecé a buscar mi verdadera vocación, logré a entrar en un curso gratuito de piano, empecé a inclinarme por la escritura, y el conocimiento.

Hoy en día soy perspicaz y agibílibus en lo que hago, soy una figura pública, ya que encontré mi vocación, por eso te invitó a perseguir tus sueños, para que seas un buen “AGIBÍLIBUS”.

3 comentarios

  1. Cuanta alegria siento al leer esto …..
    Quedo anonadada de tu facilidad de expresarte en tus escritos verdaderamente que son muy profundos y edificantes .
    Te bendigo y deseo que Dios te continue llenando de sabiduria …..

¿Y tú, qué opinas? Comenta

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