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Así opinanSerpiente Naranja

Amanda Gorman: La Voz Femenina Es Una Fuerza

Escrito por: Ana Lucero Morales, Luis Soto, Ada López, Cristina Díaz

“Me he topado con este género. Ha sido algo en lo que encuentro una gran recompensa emocional, escribir algo que pueda hacer que la gente se sienta conmovida, incluso si es solo por una noche”, dice Gorman

Estamos todos felices de ver la participación de Amanda Gorman en la posesión presidencial de Joe Biden, esta mujer de 22 años, socióloga y activista de Los Ángeles, es la poeta más joven en participar de una ceremonia inaugural a la presidencia de Estados Unidos, Amanda dijo a la BBC antes de evento que sintió “emoción, alegría, honor y humildad” cuando se le pidió que participara en la ceremonia, “y también al mismo tiempo terror”.

Desde el día que le anunciarón que participaria en este evento, empezó a preparar su poema, para lo cual leyó a Winston Churchill para ayudar a comprender la retórica del poder. A Walt Whitman para inspirarse y al activista abolicionista Frederick Douglas para hablar del país con el que sueña, pero el final del poema, llego a su inspiración el 6 de enero, día del asalto al Congreso, por simpatizantes de Trump, “fue como si alguien encendiera un botón en mi cerebro. Lo terminé ese mismo día por la noche”, confió Gorman a la CNN

Con su poema titulado “The hill we climb”, reforzó el mensaje de esperanza que busca resguardar la democracia. La montaña que subimos: el poema de Amanda Gorman en la investidura.

La colina que escalamos

Cuando llegue el día en que nos preguntemos

¿En dónde podemos ver la luz en esta penumbra sin fin?

La pérdida que cargamos,

el mar que debemos vadear.

Hemos hecho frente a la boca del lobo,

hemos aprendido que el silencio no siempre es la paz

Y las normas y nociones

de lo que es justo

no siempre es la justicia.

Y sin embargo el amanecer es nuestro

aún antes de saberlo

de alguna manera lo hacemos.

De alguna manera hemos resistido y presenciado

una nación que no está rota

sino simplemente incompleta.

Nosotros, los sucesores de un país y una época

en que una delgada chica negra

descendiente de esclavos y criada por una madre soltera

puede soñar con llegar a ser presidenta

y encontrarse recitándole a uno.

 

Y sí, estamos lejos de ser impolutos

lejos de ser prístinos

pero eso no significa que estemos

luchando por formar una nación perfecta,

luchamos para forjar una nación con propósito,

para formar un país comprometido con todas las culturas, colores, personalidades y condiciones del hombre.

Y así alzamos la mirada no hacia lo que se interpone entre nosotros,

sino a lo que está frente a nosotros.

Cerramos la brecha porque sabemos que para darle prioridad a nuestro futuro,

primero debemos hacer a un lado nuestras diferencias.

Bajamos nuestras armas

para poder extender nuestros brazos

al otro.

Buscamos no el daño, sino la armonía para todos,

dejemos que el globo, si nada más, diga que esto es verdad:

Que aún en la pena, crecíamos

Que aún en el dolor, esperábamos

Que aún en el cansancio, intentábamos

Que por siempre estaremos unidos, victoriosos,

no porque no volveremos a conocer la derrota

sino porque nunca sembraremos la división.

 

 

Las escrituras nos dicen que visualicemos

que todos se sentarán bajo su vid y su higuera

y nadie los asustará.

Si debemos vivir a la altura de nuestros tiempos,

entonces la victoria no residirá en la espada

sino en los puentes que construimos.

Esa es el claro prometido,

la colina que escalamos,

si nos atrevemos es sólo

porque ser estadounidense es más que un orgullo heredado,

es el pasado al que entramos

y cómo lo reparamos.

Hemos presenciado una fuerza que destrozaría nuestra nación

antes que compartirla,

que destruiría nuestro país si fuera para retrasar la democracia

y casi tuvo éxito en sus esfuerzos.

 

Pero, mientras que la democracia puede ser retrasada periódicamente,

nunca podría ser derrotada permanentemente.

En esta verdad,

en esta fe confiamos,

ya que mientras tenemos la mirada en el futuro

la historia tiene su mirada en nosotros.

Esta es la era de la redención,

temimos su concepción,

no nos sentíamos preparados para ser los herederos

de un tiempo tan espantoso,

pero dentro de él encontramos el poder

de escribir un nuevo capítulo,

de ofrecernos esperanza y risa a nosotros mismos.

Así que si una vez nos preguntamos

cómo podríamos siquiera resistir la catástrofe,

ahora afirmamos

cómo podría la catástrofe siquiera resistirnos.

 

 

No daremos marcha atrás, hacia lo que era,

avanzaremos a lo que será.

Un país lastimado, pero entero,

benevolente, pero audaz,

fiero y libre.

No nos harán a un lado

ni nos interrumpirán intimidándonos

porque sabemos que nuestra inacción, nuestra inercia,

será nuestra herencia para la siguiente generación.

Nuestras torpezas serán sus cargas,

pero una cosa es cierta:

Si combinamos la piedad con el poder

y el poder con lo correcto,

el amor se convertirá en nuestro legado

y el cambio, en el derecho de nacimiento de nuestros hijos.

 

 

Entonces dejemos atrás un país

mejor que el que nos dejaron.

Cada respiro de mi pecho forjado en bronce,

elevaremos este mundo herido a uno maravilloso,

nos alzaremos desde las doradas colinas del oeste,

nos alzaremos desde el noreste azotado por el viento,

donde nuestro antepasados hicieron la revolución por vez primera.

Nos alzaremos desde las ciudades de los estados del medio oeste, bordeadas de lagos,

nos alzaremos del sur curtido por el sol.

Reconstruiremos, reconciliaremos, recuperaremos

y de cada recoveco conocido de nuestra nación

y de casa rincón de lo que llamamos nuestro país

nuestro pueblo, diverso y hermoso, emergerá,

golpeado y hermoso.

 

 

Cuando llegue el día en que salgamos de la penumbra,

inflamado y sin miedo

el nuevo amanecer florecerá mientras lo liberemos,

ya que siempre hay luz

si tan sólo tenemos el valor de verla,

si tan sólo tenemos el valor de serla.

 

 En esta imagen proporcionada por Sun Literary Arts, Amanda Gorman, de 22 años, posa para una foto el 14 de enero de 2019. La próxima poeta inaugural del país es una vieja profesional en ocasiones ceremoniales, y solo tiene 22 años. Amanda Gorman ha escrito para todo desde una celebración del 4 de julio con la Boston Pops Orchestra hasta la inauguración en la Universidad de Harvard del presidente de la escuela, Larry Bacon. (Kelia Anne / Sun Literary Arts vía AP)

Quisimos compartir con ustedes la emoción que sentimos al escuchar esta joven poeta en la posesión de Biden, nuevo presidente de Estados Unidos, que esperamos como lo dice su poema sea un futuro prometedor y lleno de esperanza, donde no existan las desigualdades por temas de raza, género o creencias “ya que siempre hay luz, si tan sólo tenemos el valor de verla, si tan sólo tenemos el valor de serla”.

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