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¿Cuándo se debe renovar la pradera y cuándo se debe recuperar la pradera?

Cuando se degrada una pradera, el ganadero optar por alguno de estos dos caminos, dependiendo del nivel de deterioro del potrero y de las necesidades de su producción. Si bien ambos comparten procesos y herramientas, se aplican de forma distinta según el caso.

Siguiendo las enseñanzas de Álvaro Rincón Castillo, PhD en Ciencias Agropecuarias y Fisiología de la Universidad Nacional e investigador del ICA en su artículo “Degradación de praderas y estrategias para su recuperación”, el propósito es el siguiente:

“Con la recuperación o renovación de praderas se busca mejorar su productividad al recobrar su vigor, aumentar la producción e incrementar la calidad del forraje, características que deben ser estables y persistentes”.

De acuerdo con el experto, una pradera que ha sido mejorada requiere de un manejo adecuado para evitar que se vuelva a degradar, aplicando estrategias que incrementen su rendimiento y que estén ajustadas al grado de deterioro que han experimentado a lo largo del tiempo.

Como lo publicamos en CONtexto ganadero, existen varios niveles para determinar qué tan degradada está una pradera, que van desde el 0 (sin degradación) hasta el estado 3, donde la disponibilidad de forraje es baja y el dominio de malezas es superior al 50 %.

En un potrero altamente deteriorado, la calidad nutritiva en términos de proteína cruda es menor de 5 %, así tenga un nivel aceptable de producción de biomasa.

Recuperación de praderas: De acuerdo con el experto, se aplica cuando hay buena población y cobertura de la especie forrajera, pero el vigor, rebrote y calidad son bajos, por lo tanto se conserva la especie forrajera original y las prácticas son para recuperar su productividad.

Esta situación puede mejorarse solamente con la aplicación de los fertilizantes que suplan las deficiencias manifestadas en los análisis de suelos y de forraje. Si se desea mejorar aún más el rendimiento de los animales, se puede optar por la siembra de leguminosas forrajeras, que además de mantener una producción sostenida con el tiempo reducirá costos en fertilización.

En resumen las prácticas para la recuperación de praderas son:

Fertilización.
Labranza + fertilización.
Labranza + fertilización + introducción de leguminosas.

Renovación de praderas: Ese aplica cuando hay baja población y pérdida de cobertura de la especie forrajera principal, por lo cual será necesario sembrarla nuevamente o sembrar una nueva especie.

En este caso se siguen todos los pasos requeridos para la siembra de pastos empezando por una labranza profunda, fertilización de acuerdo a los análisis de suelos y requerimientos de los nuevos pastos, ajustándose a todas las recomendaciones para una siembra exitosa.

La renovación de praderas puede hacer mediante el establecimiento de pastos, pastos asociados con leguminosas y pastos asociados con cultivos. Las actividades para la renovación son complementarias a las realizadas para la recuperación de praderas:

Labranza + fertilización + siembra de pastos (gramíneas puras o asociadas).
Establecimiento de asociaciones de cultivos con pastos.

En una próxima entrega, hablaremos sobre cada uno de estos aspectos específicos para la renovación o la recuperación de las praderas.

Fuente fedegan.org.co contextoganadero.com

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