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Descubriendo nuestras colecciones: Libros para aprender y reflexionar sobre una crisis planetaria

La crisis ambiental que vive el planeta es tema de preocupación, el “ecocidio” generado por el extractivismo, la megaminería, la biopiratería, el saqueo en los mares, la explotación intensiva de combustibles fósiles, está a la orden del día; la BLAA cuenta con una extensa bibliografía para ayudarnos a reflexionar sobre estas temáticas, destacamos el libro de Renán Vega Cantor, El capitaloceno. Crisis civilizatoria, imperialismo ecológico y límites naturales (Editorial Teoría & Praxis, Bogotá, 2019, 363.7 V34c).

Asimismo, recomendamos algunos ejemplares que tienen que ver con tres casos que han llevado al aniquilamiento de los seres humanos y a la destrucción de la naturaleza, las bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, el accidente de Chernóbil y el uso del glifosato en Colombia.

La bomba atómica

Harry S. Truman, entonces presidente de los Estados Unidos, tomó la decisión de lanzar las bombas atómicas contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, como parte del proyecto Manhattan. La primera, Little Boy (de uranio), fue arrojada a las 8:15 horas de Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, una sola bomba de 15 kilotones, que destruyó y envenenó todo dentro de un radio de 2 kilómetros. Este acto de exterminio generó la rendición de Japón durante la Segunda Guerra Mundial, no obstante, tres días después, los estadounidenses arrojaron otra bomba nuclear en la ciudad japonesa de Nagasaki, en este caso era de plutonio; además de probar este armamento, el mismo Truman expresó en su momento que si usaba la bomba atómica, dispondría de un garrote para demostrar a los rusos su fuerza y su poder. En el libro de Gordon Thomas y Max Morgan-Witts, Enola Gay, la misión atómica a Hiroshima, (Plaza & Janés, Barcelona, c 1978, 940.544 T46e), explican cómo fue concebida y desarrollada el arma más mortífera hasta entonces conocida y cuáles fueron los motivos para lanzarla sobre Japón.

Las bombas atómicas lanzadas en estas dos ciudades acabaron en nueve segundos con la vida de 80.000 personas en Hiroshima, donde 35.000 personas resultaron heridas, en tanto que, en Nagasaki, murieron 74.000 pero las víctimas mortales aumentaron por miles durante los años posteriores debido a los efectos de la radiación. Diez días después, el 15 de agosto de 1945, la Segunda Guerra Mundial llegó a su fin en esta parte del mundo, aunque expertos aseguran que no había necesidad de usar la bomba atómica. Para finales de 1945, las bombas habían matado a unas 140.000 personas en Hiroshima. Desde entonces, miles más han muerto por lesiones o enfermedades atribuidas a la exposición a la contaminación radiactiva liberada por las bombas. Los Hibakusha o supervivientes del bombardeo sufren por los efectos de la radiación, del cáncer, problemas cardíacos, además de trastornos mentales; para adentrarse en esta tragedia, recomendamos El niño de Hiroshima de Isoko e Ichiro Hatano, ilustraciones de Joan Schatzberg (Ediciones Altea, Madrid, 1986, I895.63 H17n).

A la vez, el efecto sobre el entorno inmediato fue de devastación total. El calor extremo de la radiación térmica quemó todo a su paso, incluidos animales, árboles, edificios y personas. En la detonación de una bomba atómica se liberan enormes cantidades de energía. La radiación electromagnética formó una bola de fuego con temperaturas cuarenta veces superiores a la del sol; la nube en forma de hongo que el mundo vio en el video, estaba conformada por desechos vaporizados con partículas radiactivas que cayeron a la tierra contaminando el aire, el suelo, el agua y el suministro de alimentos. El polvo radioactivo que cayó, causó daños ambientales de gran alcance, lo peor es que la contaminación permanece durante décadas, se conoce que la vegetación que nació años después de la guerra, traía anormalidades. Además, se observó que, aunque parecen sanos, los árboles sufrieron daños genéticos y dificultades reproductivas.

Hoy el mundo cuenta con decenas de miles de bombas nucleares cincuenta veces más poderosas. El premio nobel de literatura Kenzaburó Oé es autor de un reportaje sobre la novena conferencia mundial contra las armas nucleares, lo tituló Hiroshima noto, en el que recoge testimonios de ancianos, mujeres desfiguradas y médicos, esta obra se considera un tratado de humanismo de alcance universal, se puede consultar en la BLAA con el título Cuadernos de Hiroshima (Editorial Anagrama, Barcelona, 2011, 952.04 O34c). Para mayor ilustración sobre la guerra, están los doce tomos de La Segunda Guerra Mundial de Editorial Codex (Buenos Aires, c 1965, 940.53 S34), el último tomo trata sobre la bomba atómica.

Accidente nuclear de Chernóbil

El 26 de abril de 1986 ocurrió el accidente en la central nuclear de Chernóbil en Ucrania, que entonces formaba parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Este suceso ha sido considerado el accidente nuclear más grave según la Escala Internacional de Accidentes Nucleares y uno de los mayores desastres medioambientales de la historia. La central nuclear se encuentra 18 km al noroeste de la ciudad de Chernóbil, a 16 km de la frontera entre Ucrania y Bielorrusia y 110 km al norte de Kiev, la capital. Aquel día, durante una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico, un aumento súbito de potencia en el reactor 4 de esta central nuclear, produjo el sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclear, lo que terminó provocando la explosión del hidrógeno acumulado en su interior. La cantidad de dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio, aleaciones de circonio y grafito expulsados, materiales radiactivos y/o tóxicos que se estimó fue unas 500 veces mayor que el liberado por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945, causó directamente la muerte de 31 personas y forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación de 116.000 personas provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en, al menos, trece países de Europa Central y Oriental.

Mil personas recibieron grandes dosis de radiación durante el primer día después del accidente. Posterior a este, se inició un proceso masivo de descontaminación, contención y mitigación, por parte de los denominados liquidadores, eran casi 800.000 personas, trabajadores especializados, voluntarios, bomberos, militares, entre otros, encargadas de las tareas de control y limpieza y en su mayoría, fallecieron en distintos periodos. Se conoce que cinco millones de personas vivieron en áreas contaminadas y 400.000 en áreas gravemente contaminadas, hasta hoy no existen trabajos concluyentes sobre la incidencia real de este accidente en la mortalidad poblacional.

Tras el accidente, se desató un incendio que aumentó los efectos de dispersión de los productos radiactivos y la energía térmica acumulada por el grafito que trajo funestas consecuencias; como medida de protección frente a los altos niveles de radioactividad, se estableció una zona de exclusión en los territorios más contaminados, en un radio de 30 km alrededor de la instalación, lo que se conoce como Zona de alienación, que sigue aún vigente. Los trabajos de contención sobre el reactor afectado evitaron una segunda explosión con afectaciones dramáticas que podría haber dejado inhabitable a toda Europa.

Las partículas radiactivas pueden contaminar la vida acuática, también la de bayas y otras plantas que se encuentran en las áreas circundantes y los bosques. Incluso, se produjeron mutaciones genéticas y enfermedades en las generaciones de animales y humanos después de la contaminación radiactiva. Los animales en los bosques de Chernóbil, por ejemplo, tienen altos niveles de cesio radiactivo. Lo peor es que los científicos esperan que la contaminación permanezca así durante décadas.

Se observó que un gran número de personas mostraron síntomas del síndrome de irradiación aguda. Fueron 565 los casos de cáncer de tiroides en niños fundamentalmente (con edades comprendidas entre 0 y 14 años) y en algunos adultos, que vivían en las zonas más contaminadas (208 en Ucrania, 333 en Bielorrusia y 24 en la Federación Rusa). Se presentaron mutaciones genéticas desconocidas anteriormente y aumento de muertes por cardiopatías y otros tipos de cáncer, en particular, leucemia. Asimismo, sobresalen los efectos psicosociales.

La contaminación radiactiva se extendió hacia los continentes asiático y sobre todo europeo en olas de bolsas de aire en general más concentradas en el inicio de su trayectoria y más difundidas. Estas bolsas de aire también abarcaron zonas mayores, a medida que iban avanzando. Destacaron seis olas, en forma de pétalos irregulares saliendo de Chernóbil, de esta ciudad fueron evacuadas 91.200 personas.

De otra parte, la pujante y dinámica ciudad de Prípiat, se convirtió en una “ciudad fantasma”, sus 60.000 habitantes tuvieron que evacuarla en veinticuatro horas. En la actualidad, se usa para estudiar las pautas de contaminación radiactiva en las ciudades. Hoy en día los niveles de radiación en bosques y objetos, son todavía superiores a los que resiste el cuerpo humano y se observan nefastas consecuencias ecológicas como mutaciones genéticas, transmisión de estos a generaciones posteriores, entre otros. La ciudad de Slavútych fue construida a 50 kilómetros de Prípiat para sustituirla, alojaba al personal de los tres reactores restantes de Chernóbil hasta que fueron clausurados, el último de ellos en 2000. La BLAA cuenta con una entrevista realizada por Anatoli Lépijov a Valeri Legásov, Primer Subdirector del Instituto de Energía Atómica Kurchátov y asesor científico de Chernóbil, quien estuvo al frente de la investigación del accidente, La lección de Chernóbil. Conocer el pasado en aras del futuro (Editorial de la Agencia de Prensa Nóvosti, Moscú, 1987, 621.481 L34l). Recomendamos también la consulta de Voces de Chernóbil. Crónica del futuro (título original: Tchernobylskaia molitva) de Svetlana Alexiévich, Premio del Círculo de Críticos de Estados Unidos (Siglo XXI, Madrid, 2006, 612.01448 A53v). Svetlana fue galardonada con el premio Nobel de Literatura en 2015. La pesquisa también nos lleva a algunos artículos sobre el desastre en la revista La naturaleza y sus recursos, es el caso de “La catástrofe de Chernóbil y la biosfera” de Vladimir K. Savchenko, vol. 27, núm. 1, 1991, págs. 37-46 (5482).

Por último, cabe señalar que frente a este desastre, el Ministerio de Salud Pública de Cuba creó una comisión de especialistas en hematología, oncología, endocrinología, clínicos y otras especialidades, que envió a Ucrania y poco después empezó el programa para la atención en Cuba de los niños de Chernóbil, más de 26.000 niños y niñas, víctimas del accidente nuclear, fueron tratados en la ciudad de Tarará, al este de La Habana, lograron sobrevivir, estudiar y formar sus propios hogares, un bello testimonio se puede ver en el documental Sacha, un niño de Chernobyl producido por Resumen Latinoamericano que por ahora se puede ver en YouTube.

Efectos del uso del glifosato

El glifosato es un herbicida que mata a las plantas al privarlas de una enzima imprescindible, responsable de producir tres aminoácidos aromáticos esenciales; destruye los mecanismos de defensa ante las enfermedades, impide la producción de energía tanto de vegetales como de animales, por tanto, la flora y fauna comprometidas en la aspersión quedan vulnerables y, por ende, también las comunidades humanas circundantes; por ello es importante revisar el libro Contaminación de las aguas con glifosato y sus efectos tóxicos en ictiofauna nativa de Colombia, Jaime Fernando González Mantilla (ed.) (Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, 2012, 597.0986 C65a).

Para empeorar esto, el glifosato debe acompañarse de otros productos de mayor peligrosidad como el polioxietil amina (POEA), que podría tener efectos tóxicos más peligrosos que el glifosato. Este producto hace que el glifosato se adhiera mejor a la superficie de la hoja facilitando así su ingreso, el daño y la muerte del vegetal. Dicho adherente contiene una sustancia conocida como 1-4 dioxina que forma parte del grupo que la Convención de Estocolmo (2001) busca erradicar de la faz de la tierra, por ser contaminantes orgánicos persistentes, es decir, que permanecen por prolongados periodos en el ecosistema, sobre todo en las cadenas y redes tróficas o alimenticias. Son cancerígenos, causan alteraciones durante la gestación, alteraciones en el material genético y alteran el equilibrio hormonal.

El glifosato, una vez liberado, se degrada en dos sustancias llamadas AMPA (más persistente que el glifosato y tan tóxico como él) y formaldehído, el cual es un cancerígeno reconocido, en contacto con la saliva o con fertilizantes de uso convencional en agricultura, se degrada fácilmente. Se han observado algunos síntomas en seres humanos como la comezón en la piel, picazón en los ojos, mareo e incremento de enfermedades. Han propiciado la modificación genética de la soja aumentando la concentración de ácidos grasos saturados y disminuyendo los beneficiosos (insaturados). Los pesticidas a base de glifosato afectan la regulación del ciclo celular que es un sello distintivo de las células tumorales y los cánceres humanos. Estudios indican actividad pro-tumoral del glifosato y sus adyuvantes, como el no iónico X-77 que induce a la proliferación en células tumorales de mama.

Los pesticidas han estado implicados en la disminución generalizada de anfibios (responsables de controlar las poblaciones de insectos), también se han encontrado peces muertos por los efectos de estas sustancias; no obstante, hay consecuencias que no se ven a simple vista, como las modificaciones en el código genético, se pueden consultar los libros Sobre los efectos del glifosato y sus mezclas, impacto en peces nativos de Pedro René Eslava Mocha, et ál. (Universidad de los Llanos, Villavicencio, 2007, 597.0986 E75s) y Efectos tóxicos del glifosato en el sistema nervioso del pez eléctrico (Apteronotus albifrons) de Carmen Helena Moreno Durán (Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá, 2012, 597.0986 E33).

Hay informes de defectos neurales y malformaciones craneofaciales en regiones donde se utilizan herbicidas a base de glifosato. Una de las publicaciones más importantes por sus consecuencias científicas y políticas, es la realizada por el grupo del doctor Andrés Carrasco, del Conicet, en Argentina, en la que demuestran que el glifosato genera anomalías en el desarrollo embrionario animal y vegetal. En la BLAA está disponible La ecología política de la bioseguridad en América Latina de Andrés Carrasco, et ál. (Bogotá, Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Derecho Ciencias Políticas y Sociales, Instituto Unidad de Investigaciones Jurídico-Sociales, Gerardo Molina – UNIJUS, 2014, 333.72 E26a3).

Sobre la aspersión aérea del glifosato, Colombia tuvo que reconocer su daño e indemnizar a Ecuador por haber realizado una fumigación en su país; para profundizar en este tema, se puede consultar el libro de la Comisión Científica Ecuatoriana, El sistema de aspersiones aéreas del Plan Colombia y sus impactos sobre el ecosistema y la salud en la frontera ecuatoriana (Comisión Científica Ecuatoriana, Quito, 2007, 668.654 C65s).

En síntesis, hay un incremento en enfermedades y malformaciones, con una disminución en la biodiversidad, con el desbalance en el ciclo hidrológico, la desertización de los suelos e incremento de plagas resistentes, contaminación, todo esto genera afectaciones a la población, no solo a la que está en contacto con la fumigación, sino que al fumigar los alimentos afectan a todo consumidor. Por lo general, los gobiernos, en acuerdo con transnacionales como Monsanto, hacen uso de estos herbicidas e insisten en el monocultivo que genera deforestación, desplazamientos, hambrunas. Pese a las afectaciones producidas por el uso del glifosato, el gobierno colombiano aprobó su uso. Colombia cuenta con el fallo de la Corte que ha dado vigencia al punto 4 del acuerdo de paz que consiste en el programa de sustitución voluntaria de cultivos “de uso ilícito”, véase Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, firmado a los 24 días del mes de noviembre de 2016 en El Teatro Colón, por el Gobierno Nacional y las FARC-EP en la ciudad de Bogotá, D.C. Versión Definitiva (Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia, 2017, 303.660986 A28a).

La anterior es solo una muestra de los efectos de la intervención humana que ha puesto en peligro la supervivencia de nuestra especie y al planeta en su conjunto. La BLAA conserva material bibliográfico y audiovisual que ilustra esta inquietante realidad.

Por: Viviana Mejía banrepcultural

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