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Así opinan

El cantar me obligó

Escrito por Enrique Antonio De Luque Palencia

En una tertulia en donde el tema central eran las competencias y habilidades como fundamento para potencializar el éxito de los seres a través del desarrollo de la misma, las cuales deben ser identificadas desde muy niño. Para ello que roles cumplen: la familia, el entorno cultural y la academia; para conducir al joven a que se descubra, acudiendo a su inteligencia racional y emocional, integrando las dos para obtener un resultado de un ser ético, que sabe tomar decisiones, toda vez que define e identifica el bien y el mal.

No estaba exento de esa reflexión, así que en la relatividad de las respuestas y de las verdades individuales, confesé que desde niño mi intención era ser cantante, ahora que lo veo, el pasado, lo reflexiono, esas vivencias me condujeron a escribir 50 años después del intento fallido de serlo, me explico mejor.

En la catarsis, mis primeros cantos fueron los pollitos dicen, la cucaracha, el burrito de Belén y todos los de la novena navideña, estamos en septiembre y ya huele a ellas. Bueno, el caso es que cada vez que intentaba cantar, los demás acompañantes infantes y adultos me hacían señas que mejor acompañara con las palmas, obediente la tarea cumplía, claro esta sin caer en la nota, totalmente fuera del ritmo. Convencido de que lo mío era el acompañamiento, me inicie en el estudio de la guitarra, logre puntear la piña madura y otra canción que el nombre no recuerdo, pero decía algo como: “tire tu pañuelo al río para mirarlo como se hundía”. Por ahí no era la cosa, conocí en el deporte el baloncesto, allí todo resulto muy bien, de lo mejor, representando al Departamento del Magdalena en varias categorías, pero la música seguía incitándome.

Llegaron las serenatas, las parrandas, con ellas una gran verdad, el cantante no despegaba, razón por la cual la narración de cuentos permitió rápidamente ser integrantes de las convocatorias en el muelle de mi pueblo o cuanta reunión se organizará o se diera de manera espontánea. Era tanta las desentonaciones y tan mal interpretadas, como maltratadas las canciones en sus ritmos, que mis amigos pedían: “por favor viejo, déjanos escuchar, que cuando tus estas echando tus cuentos todos estamos atentos”.

Los momentos hermosamente vividos son la razón de esta reflexión, en el silencio de niño y de joven escuchaba las letras, sus mensajes, con lo cual el ritmo dejo de ser relevante, para dimensionar las freses, los versos los fui atesorando y en el mutismo de mi bohemia escribía los míos, con el complejo de no poder cantarlos ni recitarlos, hasta que llego el hoy que a todos nos llega y decidí escribirle a  los amores, a los ayeres, para que cada lector les coloque la música según su interpretación.

Escribo versos, prosas, poemas y blog, por que el canto me obligo.

 

ENRIQUE DE LUQUE PALENCIA

 

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