Download WordPress Themes, Happy Birthday Wishes
Cirirí Del Jirafo

EL TRASHUMANTE PASTOR

CIRIRÍ DEL JIRAFO

Escrito por Alberto Muñoz / @albertomunozpen / elhijodedonjulio@gmail.com

La música colombiana ha dado para todo, alcanza para más y pervive, como manifestación cultural inalterable, en la memoria colectiva a través del canto, el toque y la interpretación magistral, por siempre y desde siempre, por cantores, agrupaciones y el pueblo mismo, cuyo canto va y sigue, diría el maestro Escalona, como el bostezo de boca en boca. Con creadores musicales e intérpretes orquestales, y en diversos géneros, nuestra música ocupa un sitial elevado para orgullo de la colombianidad.

Un poquito más acá de mediados del siglo anterior, orquestas venezolanas como La playa, La Billos Caracas Boys, los melódicos, la de Porfy Jimenez, el súper combo Los Blanco, marcaban la parada y en gracia de interpretar música colombiana, potenciaron su éxito. Por cierto, La Billos en su venida a Valledupar, gustó y se fascinó con el novel Gustavo Gutierrez Cabello, quien esa noche pese a la oposición de algunos interpretó algunas de sus canciones y el maestro Billo Frometa, fue impactado por “la espina” y la llevó al disco convirtiéndose en “palo” internacional.

La Billos, grabó mucha música colombiana: la butifarra de Pacho, mi Cali bella, Palmira señorial, tres perlas, la vaca vieja, temperamento sentimental, raza, la casa de Fernando, porro sabanero, macondo, tren de seis, fiesta en corraleja, Carmen de Bolivar, Corozal y Sincelejo, se va el caimán, navidad negra, boquita sala’, rico merecumbe, noche novembrina, Sonia, la sampa’, juepa juepaje, entre muchísimas más; de la música vallenata: la espina, de Gustavo Gutierrez Cabello, queriéndote y adorándote, de Omar Solano; la víspera de Año Nuevo, de Tobias Enrique Pumarejo; tanto que te canto, de Gustavo Gutierrez Cabello; para Santa Marta, de Joaquín “Jhonny” Cervantes….

Con el paso de los años surgió la modalidad de combos, como el de Nelson Henríquez, que tuvo como cantante a Willy Quintero, después de su paso triunfal por la orquesta La Playa, y luego a Pastor López. Con Willy, iconizaron: Alicia París, sufriendo y llorando, la mujer celosa, fiesta vallenata, y más. Nelson Henríquez y su Combo, con Pastor López: la chismosa, las pilanderas, playa colora’, mosaico No. 3, la hamaca rayá….

Como cantante alterno en el combo de Nelson Henríquez, Pastor Lopez mostró talento, creatividad y hambre de éxito. Por eso no pasó mucho tiempo, armó tolda aparte e inició una carrera de éxitos que se prolongó durante más de 45 años de dedicación a su actividad como cantante, compositor y líder al frente de su agrupación. Inició como tal en 1974: lejos de ti, el engaño de la paloma, compae’ Moncho, el botellón, recordando a un poeta Vallenato, mosaico No. 1, corazón abandonado, la espinita, Juancho Polo Valencia y mis dos amores. Recordando a un poeta Vallenato, homenaje póstumo a Fredy Molina Daza, del fonsequero Geño Mendoza. “(…) El mundo y sus relaciones, complejas y por demás, ahí está el hombre común, se confunde la maldad, en un concierto de lágrimas, presente se hizo un cantor, Fredy Jorge te acompaña, sin Caja sin acordeón, y el sol pudo ocultar, esa terrible tristeza, al ver un pueblo llorar, por lo que nunca regresa, ya no se oirán jamás tus versos callejeros, en marcos quedarán latentes tus recuerdos”. “Juancho Polo Valencia” fue un tremendo éxito y toda la música incluida en ese su primer trabajo discográfico, con su combo, fue de gran aceptación, en su mayoría música colombiana.

En 1975, presentó el álbum Bienvenidos, con amplio repertorio musical colombiano, la mayor parte e incluyó el paseo Mi pueblo, del maestro Leandro Diaz, aunque adaptó la letra nombrando pueblos de Venezuela; La india, paseo de Daniel Celedón, con otras canciones hermosas. En 1976, se vino con Lo mejor de Pastor Lopez y su Combo: muy variado pero incluyó canciones vallenatas: la real historia, el cantor de Fonseca, mírame fijamente, Ana Felicia. También en 1976, “La Venezolana” e incluyó “palomita volantona” de Calixto Ochoa y formaba parte de su agrupación Jorge Piña, como trompetista. En. 1979 El indio Pastor, larga duración en el que incluyó la canción A Valledupar: te dedico este paseo Valledupar, que nace de un corazón modesto y sincero, físicamente no he podido conocer, a tus grandes cancionistas que honran a tu pueblo. En la canción el indio Pastor, cantó: “(…) yo siempre estoy listo para componer, y en las complacencias siempre soy el rey, de toda Colombia son mis canciones, y a toda Colombia cantaré; tengo mis amigos que nunca olvido, Poncho Zuleta y Emilianito, Diomedes DIAZ y Jorge Oñate, amigos de farras y algarabias (…)”. En otro tiempo llevó al disco: razón y olvido de Emiro Zuleta, no voy a Patillal, de

Armando Zabaleta, te sigo esperando de Julio Valdeblanquez, la muchachita de Alejo Duran, el pergamino, de Adolfo Pacheco Anillo, entre otras.

En uno de aquellos festivales vallenatos que contó con la caseta internacional Matecaña, como otro de los espectáculos centrales, ubicada entonces en lo que hoy es Valle Centro, en Valledupar, a las cuatro de la madrugada salimos con mis buenos amigos, Clemente Carabali y Lubin Barranco Quiroz y entramos a la Caseta Internacional Brodway, donde ya cerraba la noche, con tremenda actuación, el rebelde del acordeón, Alfredo Gutierrez. Pastor Lopez, disfrutaba frente a la tarima, luego de terminar en Matecaña. Al terminar, nos fuimos con Pastor, Carmelo Barraza y otros músicos de Alfredo, por toda la calle 17 hasta el hotel los cordones. Allí conversamos hasta que amaneció, en escucha de los elogios del Indio Pastor a Colombia, sus compositores, a la música vallenata, a todo lo bueno de nuestra patria que lo acogió, como otros países latinoamericanos pero él se quedó para siempre en Colombia. Le cantó al mundo sus canciones, divulgó su obra musical y un día decidió vivir en nuestra Colombia, desde entonces se dijo, que era el colombiano más venezolano y el venezolano más colombiano.

Pastor Lopez, nacido en Barquisimeto Venezuela, a los 74 años, partió a la eternidad, falleció en Cúcuta donde se cumplieron las honras funebres y recibió el homenaje póstumo que la grandeza musical de su vida y obra funde en legado que enaltece todo lo bueno que hizo en pro de la música. Sus cantos contribuyeron a la felicidad de muchas personas, razón de vínculos matrimoniales, palió dolores y abrió, en números casos, la llave drenadora de nostalgias, tristezas y gemidos del alma. Solo un cigarro, traicionera, las caleñas, golpe con golpe, la venezolana, el ausente, el hijo ausente, plegaria vallenata, y tantísimas más, son motivo ineludible para el reencuentro con una época dorada en música y éxitos, común a todos. Fue auténtico y privilegió a Valledupar, a sus compositores y numerosas canciones vallenatas.

El mismo día que nuestra querida Cecilia Monsalvo Riviera La Polla, se nos fue, Pastor atendió también el llamado del dueño

de la vida. Los dos viajan al Cielo, invictos y con ¡el deber cumplido!

2 comentarios

  1. ESTE ES UN GRAN ARTÍCULO, QUE DICE LA REALIDAD DEL FOLCLOR MAS HERMOSO DE COLOMBIA, EL VALLENATO.

¿Y tú, qué opinas? Comenta

Ver también

Close
Close