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“El valor nutricional de la leche es espectacular”: nutricionista Clara Rojas

Clara Rojas, nutricionista de la Universidad Nacional de Colombia, habla sobre los mitos y realidades de la leche de vaca. Se han diseminado comentarios sin fundamentos como que esta proteína engorda, que no le aporta suficiente calcio a los huesos, que se puede reemplazar por “leches” vegetales y que tiene antibióticos.

¿Qué sucede con el consumo de leche? ¿Por qué es tan atacada esta proteína?

La leche ha sido parte de la alimentación humana desde hace más de 10.000 años. Con el paso del tiempo y especialmente en los últimos años se han dado una serie de mitos alrededor de su consumo hay unos favorecedores y otros contradictores, pero el valor nutricional de la leche es espectacular.

Hay varios mitos. Por ejemplo, se dice que la leche engorda, que el hombre es la única especie que toma lácteos, que la leche no puede consumirse en la edad adulta porque hace daño, que la leche no es digerible, que los lácteos tienen restos de antibióticos, una serie de mitos que la verdad no son ciertos.

¿La leche engorda?

Uno de los mitos más recurrentes es que la leche engorda y que genera problemas en relación con el sobrepeso. Eso no es cierto. La leche y sus derivados son productos que, por el contrario, tienen un excelente contenido de nutrientes en términos generales, son muy ricos en proteínas, en vitaminas de varios tipos, la grasa es esencial en la alimentación del ser humano.

Hay una recomendación en determinadas circunstancias: que la leche por su contenido en grasa, en determinadas personas, tiene que ser de consumo descremada, pero en general y en el caso por ejemplo de los niños, es un alimento esencial. Además, existen diferentes tipos de leche, hay leche descremada, cuando se requiera así, o hay leche entera, dependiendo; los niños pequeños antes de los dos años deben consumir leche entera y los mayores deben tomar esta proteína dependiendo sus necesidades.

¿La leche es buena para los huesos, sí o no?

Los derivados de la leche son las principales fuentes de calcio para el ser humano. Dentro de los alimentos comunes y fundamentales que consume el ser humano, la leche es la que más contenido tiene y la de mayor biodisponibilidad, es decir, la que es más utilizada por el organismo. Es esencial en la alimentación de los niños y de los adultos, especialmente durante los primeros 25 o 30 años que es cuando se forma la masa ósea y la leche es la principal fuente. El principal componente de los huesos es el calcio (99 %), entonces el consumir calcio en sus porciones adecuadas es asegurar esa adecuada formación de la masa ósea.

Miren que la osteoporosis es una de esas enfermedades crónicas no transmisibles que cada vez son más frecuentes y parece que es derivada porque no se consume el calcio, fundamentalmente el de la leche de forma adecuada.

¿Las otras “leches” que se promocionan en el mercado son tan nutritivas como la leche de vaca?

Recientemente, se ha sustituido la leche por otras “leches”, como la de coco, arroz, almendras y esos productos no dan leche. El único que da leche es el mamífero, o sea que esas bebidas vegetales no sustituyen el contenido de calcio y nutrientes que tiene la leche. Esta proteína se considera un alimento fundamental para la alimentación del niño y de las personas que están en sus veinte o treinta años.

¿Cómo debe consumirse la leche?

Bueno, la verdad la leche desde el punto de vista higiénico, tiene que consumirse ya pasteurizada, digamos, ya cosechada. No se recomienda el consumo de leche recién salida de la vaca ya que, con el tipo de succión, por la forma en cómo se obtiene es leche que puede correr el riesgo de tener un tipo de infección y no se recomienda. Por eso, la recomendación es el consumo de leche que ya ha sido cosechada, pasteurizada y que sea apta para el consumo humano. Si no se tiene leche en el pasteurizada, debe ser sometida a cocción para poder ser consumida.

¿Es cierto que la leche de vaca tiene antibióticos?

No, la verdad es que este mito nació a raíz de que hay que vacunar el ganado con antibióticos para prevenir algunas enfermedades mamarias de la vaca y que, supuestamente, esto se pasa a través de la lactancia. Este es un componente que es esencial para la vaca, para control de la mastitis. Es frecuente que esto se presente en el ganado bobino en distintos países del mundo. Sin embargo, esto no afecta o no pasa a través de la lactancia, no afecta la calidad de la leche. La leche, antes del consumo, es sometida a diferentes pruebas de control de calidad, por eso cuando es pasteurizada cumple todas las distintas normas que se requiere para ser utilizada por el ser humano. 

Mitos y verdades sobre el consumo de la leche

Aunque la leche ofrece un valor nutricional muy alto, y es un alimento cuyos beneficios para el organismo son irrefutables y comprobados en la cotidianidad de millones de personas alrededor del mundo. En las últimas décadas han surgido teorías sobre su supuesto perjuicios al organismo por su consumo en edades adultas, los cuales en realidad están asociados a condiciones de salud particulares o al consumo sin control de alimentos con altos niveles de grasa, azúcar y demás, en el que los lácteos simplemente entran de forma ocasional.

La nutricionista y dietista Bertha Forero sostiene que sí existe una condición común que puede ser asociada al consumo de leche: la intolerancia a la lactosa. La leche, al igual que otros miles de alimentos, contiene su propio tipo de azúcar, llamada lactosa, que es disacárido compuesto por galactosa y glucosa.

“La lactosa se divide en el intestino delgado, gracias a la lactasa, que es enzima producida en el borde de las vellosidades del intestino. La intolerancia a la lactosa se presenta cuando los bordes de estas vellosidades se vuelven cuadrados y la lactasa no se produce de manera eficiente, por lo que la lactosa sigue su curso sin dividirse, causando dolor abdominal, gases, diarrea y otras dolencias. Hay personas que nacen con esta condición, y otros que la desarrollan con el tiempo, aunque no hay un promedio de edad establecido”, explicó la experta. 

Añadió que la buena noticia es que existen muchos alimentos lácteos que ya solucionan este problema y se pueden consumir sin preocupaciones. El más conocido actualmente es la leche deslactosada, que viene con lactasa, por lo que esta divide la glucosa y la galactosa desde su empaque, y estas sustancias pueden ser absorbidas por el intestino sin mayores contratiempos.

Otros productos, como el yogur y el kumis cuentan con bacterias beneficias que dividen la lactosa y también sirven como una alternativa alimenticia con todas las bondades nutricionales de la leche, pero sin afectar a quienes presentan intolerancia a la lactosa.

“Con los quesos y semimadurados y madurados también pasa igual, por lo que quesos tipo brie, manchego, holandés, parmesano y cheddar, por ejemplo, son una buena opción para las personas que presentan intolerancia a la lactosa”, dijo Bertha Forero.

Por otro lado, los quesos frescos, que son muy populares en Colombia, como el queso campesino y la cuajada, sí presentan inconvenientes para las personas con intolerancia a la lactosa, ya que tienen un grado de maduración mucho menor, en donde las bacterias benéficas no alcanzan a dividir la lactosa. 

La nutricionista indicó que, para los que son fanáticos de estas variedades de queso, o de la leche entera, pero presentan intolerancia, pueden pensar en suplementos de lactasa, que suelen venderse en capsulas, pero sería conveniente antes consultar a un médico o un nutricionista.

“Finalmente, no existe ninguna condición médica o enfermedad crónica que impida a grandes grupos poblacionales desterrar totalmente a la leche y sus beneficios de sus vidas, pero si existen algunos casos participarles de personas con condiciones de salud muy específicas que se ven forzadas a renunciar totalmente a los lácteos. Por ejemplo, situaciones aisladas, como a las personas a las que les extraen la vesícula biliar”, concluyó.

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