El violinista venezolano que se enamoró de la música vallenata

Atraído por los grandes clásicos de la música vallenata, Raimond Sanz llegó a Valledupar, ciudad del norte de Colombia, a trabajar fuertemente para sacar adelante a su familia en Venezuela. Este talentoso joven se gana la vida interpretando con su violín aquellas historias que los juglares de esta región dieron a conocer a través de canciones.

Restaurantes, bares, universidades y buses de servicio público son los sitios que a diario frecuenta el venezolano de tan solo 22 años, a quien le tocó salir de su amada patria para poder sobrevivir.

Raimond estudió música en la Universidad Católica Cecilio Acosta de Maracaibo, Venezuela. Allí, aprendió lo necesario para defenderse en la vida. Gracias a sus habilidades musicales, por una buena temporada, él hizo parte de la Orquesta del Sistema Nacional de este país.

Este músico desterrado llegó hace seis meses a la capital mundial del vallenato. Desde ese entonces su única compañía es el violín, el mismo que utiliza para ganar dinero y solventar las necesidades diarias de su familia en el vecino país.

La música vallenata no solo ha generado grandes dividendos a los intérpretes locales, sino también a todos aquellos que han adoptado, con profesionalismo y dedicación, esta cultura que se ha vuelvo el símbolo de todo un país en cuanto a armonía se refiere.

“Como músico me atrevo a decir que el vallenato es perfecto. Interpretar esas historias narradas en canciones es único en la vida. De este género me gustan los clásicos, por esos los interpreto en cada presentación que hago en esta ciudad”, precisó Sanz.

Así, junto a otros músicos emigrados, crearon un grupo en Valledupar. Este accionar de venezolanos pujantes y emprendedores se ha vuelto el símbolo de la cultura de un país con talento. “La música significa sentir y expresar. El artista que no sienta lo que toca, así jamás va a tener vida su obra”, señaló Raimond, quien autorizó publicar sus redes para cualquier contratación. Instagram: @sanzvio05