Caja de Poemas
En el juego de la vida
En estos días de miedo universal, me asomo a una ventana literaria para ejercitar mis ideas narrativas, y, que mis familiares y amigos se gocen esta breve y sencilla lectura.
Escrito por Osvaldo Frank Manjarrés Fuentes
Con un rostro de alegría tropical el joven bajó del avión en el aeropuerto de su ciudad natal.
Lo primero que hizo fue lanzar una mirada panorámica como buscando encontrar familiares y amigos. No lo esperaban. Con su pinta de dandy europeo, el joven tomó un taxi rumbo a El Rodadero hasta llegar a un edificio de muchos pisos, desde donde se veían las apacibles olas de un mar azul y una playa sin bañistas.
No pasaron dos horas cuando la gente se enteró de su arribo a Santa Marta. Pensaban que estaba infectado del virus que azota al mundo. Un grupo de curiosos miraba desde abajo el edificio donde el samario se había hospedado acompañado de su familia; Y la gente, de espaldas a la arena caliente de la playa, descubrió su presencia.
El joven recién llegado de España mostró indiferencia. Con él no pasaba nada. En su memoria de joven práctico y visionario de la calamidad mundial del momento, no pensó más sino en su aislamiento total, dejando atrás, en la playa, miradas de dudas.
Cuando el sol, entre cerros y mares se ponía en el horizonte, apareció un señor luciendo un viejo sombrero vueltiao, lentes de contacto, abarcas tres puntá y un tapabocas de un suave color verde esperanza. Miró al joven y a los curiosos y dijo en voz alta:
– ¡No se preocupen que en esta vida de alegrías y tristezas la existencia no es eterna!
De inmediato los curiosos se retiraron.
