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¿Flores de María o ‘Caimán’?: el mundo historial y de contrastes donde nació Juancho Polo

Por Agustín Bustamante Ternera agustinbustamantet@gmail.com

El amor y el fervor por la música y la persona representada en el juglar vallenato, Juancho Polo Valencia, se sienten en todos los puntos cardinales de las dos poblaciones que se disputan su cuna: ‘Caimán’ y Flores de María, territorios pintorescos del departamento del Magdalena, separados aproximadamente por cuatro horas de distancia en épocas de verano, y cerca de 12 o más durante las crudas temporadas de invierno. “Estos pueblos quedan mínimo a 15 atolladas de cualquier vehículo en el que te transportes”, diría de manera jocosa un usuario de esta trocha, que como otras tantas de la zona rural del Caribe colombiano, reflejan la desidia de ‘Papá Gobierno’.

Existen numerosos aspectos diferenciales e igualitarios entre estos dos pedazos de tierra que tuvieron el privilegio de ver nacer y crecer en el ámbito humano y artístico a un genio de la música vallenata: Juan Manuel Polo Cervantes Meriño Berdugo, un filósofo, un ambientalista, un crítico, un metafísico puro, un iconoclasta, un bohemio, callejero, insolente, peleonero, a quien no le dio la gana de conocer la grandeza, de llegar al solio de los héroes, a quien la condición de ídolo le importaba un ‘pito’; si era viable cambiar toda su fama por un trago de licor, lo hacía; o aquí entre nos, ¿será que ignoraba que el éxito lo perseguía?, ¿que iba tras él?, ¿desconocía que era el ‘As de la Sabana’?, un artista en toda la extensión de la palabra, que parafraseando a los críticos de ‘Gabo’, nuestro Nobel de Literatura, quien con su inteligencia natural fue capaz de crear un ‘Mundo Mágico Macondiano’, bien pudo Juancho Polo con su don divino crear un ‘Mundo Historial’, donde solo reinaba él, más nadie.

Hasta hace 21 años, el municipio de Cerro de San Antonio, ubicado en la banda centro occidente del departamento del Magdalena, república de Colombia, contaba con siete corregimientos que retratan con excelente resolución la idiosincrasia y el ‘mamagallismo’ del caribeño, todos perdieron sus nombres verdaderos para quedarse para la eternidad con los que les puso el ingenio de la gente, cada quien cuenta con jocosidad la historia de los cambiazos: ‘Mico’ dejó de llamarse Jesús del Monte, ‘Cocosolo’ no se llamó más Concepción, ‘Caimán’ perdió el nombre de Candelaria, ‘Malabrigo’ intenta recordar que se llama Concordia, ‘Moya’ ya no es Bellavista, ‘Chengue’ vio cómo su primer nombre desaparecía en la espesura del paso del tiempo (Rosario de Chengue) y a ‘Charanga’ no le importó que antes tenía un nombre más llamativo, Puerto Niño.

El 24 de junio de 1999, la Asamblea Departamental expidió el decreto 007, por medio del cual cambió el mapa político del Magdalena, a través de esa ordenanza creó al municipio de Concordia (‘Malabrigo’) y en su área quedaron como corregimientos las poblaciones de ‘Moya’, ‘Chengue’ y Bálsamo, mientras que al municipio de Cerro solo le quedaron ‘Mico’, ‘Cocosolo’, ‘Caimán’ y ‘Charanga’.

Seis de esos pueblos lacustres se encuentran ubicados en línea recta, de occidente a oriente, en orillas de la ciénaga de Cerro de San Antonio, espejo de agua que baña a 125 mil hectáreas, parte de ellas adornadas en las noches de nuestros abuelos por el reflejo de las luces titilantes que se desprendían de los clásicos mechones erguidos en las estacas, cual alumbrado público de antaño, reemplazados hoy por los ‘calabacitos alumbradores’.

Los contrastes siempre están a la orden del día en esa zona, en una época del año la canícula ardiente del verano siembra el terror entre los campesinos, quienes en esos momentos aciagos añoran los ratos de invierno para que el agua reviva a sus productos de pancoger: yuca, maíz, ñame, auyama, batata, pero cuando llega el azote de las lluvias, ‘rezan’ el tiempo para que se vaya, tienen razones de sobra, se desborda la ciénaga Cerro de San Antonio, la fuerza de las corrientes les daña sus cultivos y ahogan sus animales.

Esa es una de las principales razones por las cuales ‘Caimán’ se volvió un pueblo de emigrantes, “nos cansamos que las crecientes acabaran con nuestras ‘cositas’, por eso muchas familias decidimos buscar tierra alta: los Polo, Cervantes, Mejía, Blanco, Muñoz, Meriño, comenzamos a abandonar las huerticas y marcharnos para la ‘Región de la Montaña’, donde nos decían que vivían muchos ‘potentados’”.

¿Por qué ‘Caimán’?, ¿Por qué Flores de María?

Sus habitantes celebran las fiestas patronales el dos de febrero de cada año, en honor a la Virgen de La Candelaria. “Se asegura que en 1875 los pescadores Francisco Pacheco y Gabriel Guerrero, partieron de su natal Suán (Atlántico), cabecera municipal ubicada al otro lado del río Magdalena, llegaron a realizar sus faenas en los predios donde hoy queda nuestra tierra, pero se sorprendieron por la cantidad de caimanes que encontraron en la ciénaga, por lo que decidieron llamar a este punto con el nombre de ‘Caimán’”, así decía Marceliano Meriño (Q.E.P.D.), uno de los ancianos más ilustrados de la población, aunque la versión de ‘Joselito’ Blanco, quien fue cajero de Juancho Polo, era distinta: “mi bisabuelo Francisco Jiménez le puso ese apodo a este pueblo, por un caimán grandote que vivía en un caño cercano, salía por las noches, se metía en los patios y hacía estragos, se comía a los animales domésticos”.

JOSELITO BLANCO, FUE CAJERO DE JUANCHO POLO
JOSELITO BLANCO, FUE CAJERO DE JUANCHO POLO

Las coordenadas geográficas de Flores de María determinan que ésta población se ubica en todo el centro del departamento del Magdalena: Latitud: 10°12’20” y Longitud: -74°24’98”. Desde sus orígenes su territorio perteneció al municipio de Pivijay, hasta cuando la ordenanza número 006 del 24 de junio de 1999, emanada por la Asamblea Departamental del Magdalena, elevó a la categoría de municipio a Sabanas de San Ángel. La ordenanza número 004 del 12 de abril de 2002 segregó del municipio de Pivijay a los corregimientos de Flores de María, Estación Villa, El Pueblito de Los Barrios y Monterrubio, y los anexó a Sabanas de San Ángel.

FLORES DE MARÍA-LUGAR DONDE QUEDABA LA CASA DONDE VIVÍA JUANCHO
FLORES DE MARÍA-LUGAR DONDE QUEDABA LA CASA DONDE VIVÍA JUANCHO

El territorio de Flores de María está ubicado en un lugar montañoso, totalmente quebrado, cubierto con mucha vegetación: está a 89 metros sobre el nivel del mar (pero en su zona hay sectores a más de 182 metros sobre el nivel del mar), por ello se le conoce como ‘La Montaña’ o ‘La Región de la Montaña’, tiene una temperatura promedio entre 25° a 35° centígrados, todos sus caminos son de herradura, casi siempre permanecen en pésimo estado durante el año, aunque se tornan más o menos transitables en tiempos de verano intenso.

En estas tierras fértiles, aptas para la agricultura y la ganadería, cerca de la población se localizaban las haciendas ‘Caño Prieto’, ‘El Jagüey’, ‘Parapeto’, que eran propiedades de Andrés Gamarra; ‘Reserva’, de Alberto Villa Barrios ; ‘Florencia’, de Víctor Pimienta; ‘El Amparo’, de Andrés Villa Bocanegra; ‘Santa Fe’, de Cecilia Villa, “en los tiempos de Juancho Polo, cuando esa zona era bastante poblada, Flores de María fue la población más ‘pudiente’ que hubo en la época, allá vivió gente que hizo fortuna sobre fortuna, con propiedades que pasaban de 20 mil hectáreas, por aquí se comenta que eran tantas las tierras que tenía Andrés Gamarra que el Estado le prohibió tener más, en los predios de ese señor había ganado cimarrón que ni él mismo conocía”. Los apellidos que predominan son los Gamarra, Meza, Bornacelli, De La Cruz, Polo, Fontalvo, entre otros.

En una loma pegada al pueblo se localiza el cementerio de Flores, donde están sepultados Pedro Pablo Polo Estrada y María de los Ángeles Meriños, abuelos paternos de Juancho Polo; sus tíos Julio, Luis y Pedro Pablo; y por supuesto que su adorada Calista Alicia Cantillo (‘Alicia adorada’) Cerca se encuentra el arroyo Flores de María, que a diferencia de la ciénaga de Cerro, no creaba problemas en temporadas de invierno; la zona era azotada por la presencia de tigres, que amedrentaban a los pobladores y erizaban a animales como perros, puercos, gallinas.

Para llegar a su territorio hay que atravesar carreteables montañosos, sin embargo, la zona habitada cuenta con la mayoría de sus calles planas, tiene 63 casas, sin nomenclatura (direcciones), pero es sencillo localizar a un morador, “el señor Jaime vive por allá en la calle larga, en una casa de color azul cielo, al lado de un palo de Caucho”.

Cuentan algunos de sus habitantes que el verdadero nombre del pueblo es ‘Las Flores de María’, tuvo su origen gracias al paso de los ‘picadores’ de Bálsamo (árbol del cual se extrae un líquido que sirve para elaborar una lista interminable de productos medicinales, de tocadores, y de otros que sirven para varios menesteres), quienes procedían de Plato y de la región de Bolívar; atravesaron al departamento del Magdalena, con el fin de llegar al punto donde hoy se ubica Fundación. Mientras recogían el Bálsamo, esos trabajadores acamparon un tiempo en un lugar montañoso, donde construyeron unas chocitas. En un mes de octubre del Siglo 18 les tocó marcharse para Fundación, abandonaron las chozas, pero dos meses después regresaron en la noche de un siete de diciembre, encontraron las chozas cubiertas con flores denominadas ‘Campanita’, de colores amarillo, blanco con morado, que se desprendían de un bejuco enorme que ‘abrazaba’ a las casitas.

Asombrados por tanta belleza, los picadores aprovecharon la fecha del siete, Día de la Inmaculada Concepción, para prender unas velas, celebrar la fiesta en honor a la Virgen María y luego bautizar al lugar con el nombre ‘Las Flores de María’.

‘Caimán’ y Flores, no se parecen, sí se parecen

En ‘Caimán’ se localizan tres calles bien largas y una ‘mocha’, que lo tornan en un terreno rectangular, propicio para pasearlas a pie en las tardes azotadas por las brisas decembrinas que levantan un polvo fino que pone la piel ‘mojosa’ o reseca; en Flores nos topamos con un plano casi cuadrado, donde todo se siente cerca, el final de cada vía lo vemos cada vez que giramos la cabeza, el sol azota al mediodía y el mismo polvo fino de ‘Caimán’, también habita en las calles de Flores.

En ‘Caimán’ encontramos la iglesia La Virgen de La Candelaria cerca de la orilla de la ciénaga de Cerro de San Antonio, un pueblo de católicos; en Flores, pese a que en sus entrañas nacieron monseñor Guillermo Pacheco Bornacelli, obispo primado de la diócesis de Barranquilla que pertenece a la Iglesia Católica Apostólica Nacional de Colombia (ICAC); y los sacerdotes Francisco José Pacheco Bornacelli, quien oficia en la iglesia ‘San Pancracio’ del barrio Los Robles de Soledad (Atlántico), y Alfonso De La Cruz Pertuz, vicario parroquial de la iglesia ‘Inmaculada Concepción’ de Uribia (La Guajira); y de agrupar un alto porcentaje de católicos, no cuenta con una iglesia de esta creencia religiosa, las misas las llevan a cabo debajo de una ‘enramada’ (construcción con palos y pajas), sin un ‘cura’ como guía espiritual, esa función la desarrolla una señora del pueblo.

‘Caimán’ está ubicado a 10 metros sobre el nivel del mar, en orillas de la ciénaga de Cerro, los patios de sus casas los adornan ‘flores’ de distintas especies, ‘flores’ hermosas; Flores de María se yergue sobre una montaña ‘semiempinada’ que no sobrepasa los 180 metros de altura, cerca pasa un arroyo que tiene su mismo nombre, y en el que en los tiempos de Juancho Polo, década de los 20 a los 40, estaba ‘cundido’ de enormes ‘caimanes’.

El par de pueblos converge en puntos que los semejan y los unió para siempre, aparte de la desidia estatal, que los mantiene casi incomunicados de sus cabeceras municipales, gracias a unos caminos de herradura que se vuelven intransitables en tiempos de invierno: les rinden homenajes a quien consideran el ‘Ídolo’, el ‘Personaje más Importante’, el que los identifica ante la faz terrestre: Juancho Polo Valencia.

CALLE 'JUANCHO POLO' EN 'CAIMÁN'
CALLE ‘JUANCHO POLO’ EN ‘CAIMÁN’

Mientras que en el barrio ‘El Bongo’ de ‘Caimán’, al lado del Cementerio, donde nace la calle 2 o Calle Central, hoy bautizada y reconocida como la ‘Calle Juancho Polo’, la cual conduce hasta la ciénaga, se encuentra en un pedestal el busto del Juglar, monumento que mandó a elaborar e inauguró Octavio Álvarez Caballero (Q.e.p.d.), durante su periodo como alcalde de Cerro de San Antonio (1990-1992); en Flores de María lo recuerdan cada vez que organizan el ‘Festival de Canción Inédita Homenaje a Juancho Polo Valencia’, en las categorías de canción inédita y piqueria. El certamen, que nació en diciembre de 2008, con ‘empujones’ llegó en el 2019 a su sexta versión, la dificultad para llegar hasta el pueblo impide que se inscriban más aspirantes.

'CAIMÁN', AL FONDO, MONUMENTO HOMENAJE A JUANCHO POLO (1)
‘CAIMÁN’, AL FONDO, MONUMENTO HOMENAJE A JUANCHO POLO (1)

La casa que lo vio nacer, la casa que lo vio crecer

La casa donde nació Juancho Polo, el 18 de septiembre de 1918, está ubicada en la calle 2 No 1-37, en el barrio ‘La Candelaria’ o ‘Aquellos lados’ de ‘Caimán’, zona que se hunde en época de crecientes, cuando se desborda la ciénaga Cerro de San Antonio. Cuando ‘Valencia’ vino al mundo era una casita con paredes de bahareque y techo de paja, pero con el correr de los años las constantes arremetidas del agua, la deterioraron, por lo que sus nuevos dueños la mandaron a construir con ladrillo.
Desde el 2000 la habitan la pareja que conforman Lácides Castro Figueroa y Marta Luz Jiménez Muñoz, quien asegura que “esta casita todo el tiempo fue de mi tatarabuelo, ‘Papa Carrillo’. Aquí fue donde ‘posaron’ los padres de Juancho, cuando su madre se vino de Flores de María a parirlo en ‘Caimán’. Al frente habitaba el señor José Blanco De La Cruz, quien con el correr de los años se convirtió en el cajero de Juancho Polo, cuando éste último visitaba a Caimán”.

'CAIMÁN', CASA DONDE NACIÓ JUANCHO POLO
‘CAIMÁN’, CASA DONDE NACIÓ JUANCHO POLO

Hasta en el tema de la vivienda donde nació Juancho en ‘Caimán, hay dudas. Aunque la mayoría de los ‘caimaneros’ aseguran que en la casa descrita fue donde nació el Juglar, unos pocos, como Juan Pérez Mejía (Q.e.p.d.) y Marceliano Meriño Cervantes (Q.e.p.d.), manifestaban que ‘Valencia’ nació en la casa que ‘pega’ con la de Marta Luz Jiménez, donde en este momento vive la familia de Miguel Muñoz, allí funciona un Hogar del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, donde les brindan atención a niños de padres de escasos recursos económicos, “esa casa era de la vieja María De Los Ángeles Meriño, abuela paterna de Juancho”, expresaba Marceliano.

JUAN PÉREZ MEJÍA, CONOCÍA LA VIDA DE JUANCHO
JUAN PÉREZ MEJÍA, CONOCÍA LA VIDA DE JUANCHO

Entre tanto, Gilberto Polo Gamarra, primo de ‘Valencia’, recuerda que la última casa donde vivió Juancho en Flores de María era de propiedad de Pedro Pablo (‘Pello’) Polo Meriño (tío del Juglar), lugar que hoy quedó reducido en un lote ‘semicercado’, donde entran y salen animales a pastar o a disfrutar de chapuzones en uno que otro charco que se forma cuando llueve, “esa casita ya no existe, hoy nos sirviera para un museo en honor a ese hombre ‘Grande’, pero nadie pensó en eso; en ese predio lo que encontramos hoy es una placa conmemorativa, que en el 2009 mandó a instalar Javier Vergara, entonces alcalde de Sabanas de San Ángel”.

GILBERTO POLO, PRIMO DE JUANCHO, CON TEODOSIA CEBALLOS, AMIGA DE 'ALICIA ADORADA'
GILBERTO POLO, PRIMO DE JUANCHO, CON TEODOSIA CEBALLOS, AMIGA DE ‘ALICIA ADORADA’

Hasta ‘Alicia adorada’ es causal de disenso

La discordia también se extiende al momento y lugar cuando Juancho compuso ‘Alicia adorada’, su obra cumbre. En el mismo Flores de María no se ponen de acuerdo con respecto al sitio donde ‘Valencia’ se inspiró la letra y música de este clásico del Vallenato, unos dicen que fue en el cementerio, otros que ocurrió al frente de una cantina; pero la situación van más allá, en ‘Caimán’ aseguran que la musa de esta obra le llegó al Juglar cuando viajaba desde Flores de María hacia su tierra natal, después del novenario de su mujer, “en el camino ubicado entre el caserío de Carreto y ‘Caimán, ahí compuso a ‘Alicia’’.

Tres días después de la muerte de Ailicia, Juancho Polo llegó a Flores de María, estaba borracho, casi loco, en pleno velorio su amigo Luis Meza Payares lo regañó… “ombe ‘Valencia’, tú tocando por allá, mientras que acá están velando a Alicia”. No podía creerlo, le decía a Luis, que eso era mentira, entonces se puso a llorar.

LUIS MEZA PAYARES, AMIGO DE PARRANDA DE JUANCHO
LUIS MEZA PAYARES, AMIGO DE PARRANDA DE JUANCHO

Con una botella de ron en la mano, casi vacía, salió para la tienda de Cruz Gamarra, quien lo increpó, “¡Juan Polo, irresponsable, sinvergüenza, cómo va a ser posible, te fuiste y dejaste a Alicia en ese estado, ella murió por culpa tuya!”; ‘Valencia’ bajó la cabeza y le respondió, “nombe, señora Cruz, no me regañe más, mejor deme una botella de chirrrinchi pa’ que escuche lo que le acabo de hacer a Alicia”. Ella le dijo que no le iba a vender nada, que se pusiera serio, sin embargo, él insistió e insistió, hasta que la convenció que le vendiera la botellita, se la empinó y en medio de un mar de nostalgia y sentimiento comenzó a cantarle a capela la primera estrofa de la canción inmortal ‘Alicia Adorada’.

De allí se fue a buscar a sus amigos Luis Meza, Andrés Meza Jiménez y ‘Adolfito’ Aldana, quienes en su afán de acompañarlo en el dolor se dirigieron a las cuatro de la tarde para el cementerio de Flores de María, donde con acordeón en mano, en la puerta del camposanto, delante de ellos, cantó la obra completa.

Eran trozos de una melodía extraña, con un lamento profundo y con un sentimiento difícil de narrar, que años más tarde lo inmortalizaría. “Nos sorprendimos cuando se puso a tocar el acordeón, ¡claro!, porque en estas tierras se veía mal cuando alguien perdía a un ser querido. Entró al cementerio, se sentó en la pila de tierra, encima de la fosa común donde estaba enterrada Alicia, cantó varias veces esa canción a la que nosotros nos arrugaba la piel, su sentimiento nos hizo llorar a todos”, aseguraba Luis Meza.

“Era un ‘son’ que nos ponía los pelos de punta, porque lo cantaba y se le salían las lágrimas”, aseguran otros testigos de esa tarde nostálgica.

Julio ‘El Negro’ Ospino Polo, oriundo de Santa Rosa de Lima, hijo de María del Rosario, hermana de Juancho, dice que a su tío la musa le llegó en el cementerio de Flores de María, tenía el acordeón entre las manos, se sentó en la sepultura donde días antes enterraron a Alicia, las ramas de un árbol de Guayacán le daban sombra, “comenzó a tocar la melodía y a cantar la letra que hizo llorar a sus amigos”.

Por su parte, Antonio Barros Cuevas, expresa que “cuando se cumplió el novenario del fallecimiento de Alicia, yo era un niño de nueve años, pero recuerdo que los familiares y amistades fueron a ponerle flores sobre su tumba, al llegar esa tarde al cementerio, encontramos a Juancho en la puerta, no se me olvida que estaba interpretando esa canción sentimental que hizo llorar a mucha gente, se trataba de ‘Alicia adorada’, vea eso ‘electrizaba’ a cualquiera que la escuchara, se nos ponía la piel de gallina”.

Lo anterior suena real, pero el caimanero Juan Pérez lo refutaba,
“me contó mi amigo Fabio García, que apenas pasaron las nueve noches de la muerte de Alicia Cantillo, se llevó a ‘Valencia’ para ‘Coco’, allá le dijo que le tocara la ‘parranda’ que horas antes había compuesto cuando acamparon en un pozo cerca de la población de Carreto. ‘Valencia’ le respondió que no, porque no tenía acordeón, pero Fabio le pidió una prestada a Laurencio, el cantinero. Juancho comenzó a tocar la melodía y Fabio nunca le quitó la mirada, “Como Dios en la tierra no tiene amigos…”, pero no terminó de cantarla, porque el Juglar se fue en llanto”, agrega Juan Pérez que “ la primera vez que Juancho tocó en una parranda a ‘Alicia Adorada’, fue en la cantina de Laurencio Silva, en ‘Cocosolo’ (Concepción (Magdalena))”,

Historia que reforzaba José Blanco De La Cruz (‘Joselito’), quien tenía 105 años cuando murió en ‘Caimán, el 18 de febrero de 2018, aseguraba que vio nacer a Juancho Polo, a quien tiempo después le tocó la caja cuando el Juglar visitaba la zona lacustre. “Después del novenario de Alicia, Juancho Polo, un paisano nuestro y yo alistamos los burros, rumbo a ‘Caimán’, en el camino nos detuvimos en un pozo para darles agua a las bestias, nos estacionamos bajo un árbol frondoso, ‘Valencia’ pidió el acordeón y nos dijo que la imagen de su mujer la llevaba en el alma, no daba para olvidarla, se sentía enguayabado, decía que una melodía rara le atrapaba el pensamiento, nos dijo, ¡muchachos!, llevo en mi mente la ‘parranda’ (canción) que le voy a hacer a Alicia, bajó la cabeza y comenzó a cantar …Pobre mi Alicia, Alicia adorada, yo te recuerdo en todas mis parrandas”.

Allá dicen una cosa, acá otra

La historia personal y musical de Juancho está llena de contrastes, de dualidades, mientras que en Flores de María aseguran que sus padres se lo llevaron para allá cuando solo tenía ocho meses de nacido, en la tierra que lo vio nacer dicen que fue a los 10 años, así lo sostiene Marceliano Antonio Meriño Cervantes, nacido en ‘Caimán’, el 31 de mayo de 1923, “Juancho tenía 10 años cuando se lo llevaron para Flores de María, era un ‘chicuelo’ mayor que yo. No se me olvida que la máquina de moler de mi mamá era una piedra lisa, ella se ‘alevantaba’ temprano para machacar y apelmazar el maíz, los gallos comenzaban a cantar y yo le preguntaba que qué era ese alboroto, me respondía que era Juancho, muchachito tremendo, quien le correteaba los gallos a su abuela María De Los Ángeles”. Esa versión la reafirmaban Rita María Hernández, cuñada de Juancho; y Juan Pérez Mejía; quienes contaban que “él nació en ‘Caimán’, aquí se ‘alevantó, hasta cuando sus padres se lo llevaron de nueve años para Flores de María”.

MARCELIANO MERIÑO, CONOCIÓ A JUANCHO
MARCELIANO MERIÑO, CONOCIÓ A JUANCHO

Eso aseguran allá en Caimán, pero la gente en Flores de María piensa distinto, “‘Mana Rosario’ siempre me decía que a Juancho se lo trajo para Flores de María, de ocho meses, después que lo bautizaron allá en Caimán (el 14 de febrero de 1919, en la parroquia ‘San Antonio de Padua’ del Cerro de San Antonio)”, afirma Teodosia Ceballos, una de las mujeres octogenarias de la pequeña población, “es que sus padres, a pesar de que vivían agradecidos con Flores, donde María Del Rosario quedó embarazada y pasó todo el tiempo ‘encinta’, no olvidaban a la tierra que los vio nacer, ‘Caimán’, pues allá les iba bien, trabajaron en la finca ‘La Estancia’, de Pedro Verdorem, antes de mudarse para acá, pero las crecientes de la ciénaga del Cerro los inundaba y les dañaba sus cultivos; eso sí, Juancho aprendió a tocar acordeón fue acá en Flores, en este pueblo se hizo hombrecito y se hizo músico”.

Entre tanto, Gilberto Polo Gamarra, nacido en Flores, el tres de diciembre de 1943, primo hermano de Juancho, sostiene de manera contundente y casi que agresiva, “ ¡vea!, Juancho Polo era totalmente de Flores de María, por vainas y ‘chocheras’ de los viejos de antes, por pura ‘fartedá’, nació en ‘Caimán’ y lo bautizaron en ese territorio, pero él nunca hablaba de esa tierra, él se sentía era de acá, acá tuvo su niñez, acá estudió, acá se volvió hombre, acá aprendió a tocar acordeón, acá vivió con su mujer Alicia, acá murió ella, acá nacieron sus únicos hijos, ‘Chan’ y María Polo, los que tuvo con Alicia Hernández; los mejores momentos de su vida los pasó acá en Flores de María, allá en ‘Caimán’ no tienen nada qué ‘inventá’, mire que en sus discos mi primo Juancho Polo nunca nombró a ‘ese’ pueblo”.

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