Ilustrándome con las brisas veraniegas

Escrito por Enrique De Luque Palencia @luquepal

La humildad definida como: “aceptarse y aceptar a los demás como son, reconociendo las propias limitaciones o errores, sin dejarse vencer por ellos y sin creerse superior a los demás”. Este valor incluye la actitud de aprender de los demás, toda vez que, este proceso no para nunca y lo podemos encontrar en lo cotidiano, mediante el conocimiento empírico o científico de tu prójimo. Como lo vivido, saliendo del instituto donde comparto conocimiento y conceptos, oficiando como docente y es la causa de este aprendizaje, que hoy comparto con mis lectores.

9:30 am del miércoles 10 de julio del 2019, Valledupar ciudad que encanta, a la cual en cada amanecer que Dios me permite observar, le agradezco su acogida y permanencia en ella, la tierra prometida, salía ya de mis labores, me deleitaba con una brisa agradable, observando la danza y cortejo entre los árboles, que con su baile le coqueteaban a su majestad el viento, mostrando en todo su esplendor sus dones de bailarines. Respiré profundo ante el maravilloso espectáculo, con el cual todos mis sentidos se deleitaban, y las corrientes de esos vientos arrastraban el aroma, de la piel con olor a sol que me transportaba a mis amores juveniles.

Antes de partir, cruce la calle mire al cielo y en señal de reconocimiento dije: Gracias señor, que brisa, si Valledupar tuviera este clima y esta brisa todo el tiempo serio ¡perfecta! que vaina tan buen. Al frente, observándome, estaba el celador de los carros, quien me dijo al escucharme:

-Profe, pura brisa veraniega, ahora que cambie la luna se manda el aguacero.

• ¿Cómo así? ¿Pregunté- ósea que llegan las lluvias?

-Nada de eso, cuando la luna se cruza de allá para acá -señal que me hace con sus manos- se lava. Usted no ve que la luna está cargada es de agua y lo que hace es mandar una lluvia para preparar la tierra, para la recolecta de maíz, que es en agosto.

-No sabía, le dije

-Pues, ¡sépalo! -y me remata- Profe, usted ya veo que de eso no sabe nada, escuche para que se entere y aprenda, mi abuelo me llevaba a cortar madera y eso se hace es con la luna menguante, como la corte con otra luna, la madera no sirve. ¿No me cree?

-No, le dije

-De verdad, la madera que se corta en luna menguante no le cae comején, ni se tuerce, vaya ahí, a la catedral para que observe, toda esa madera, es cortada en buena época, tiene años y ahí está firme

-Ok, gracias

Antes de subirme al carro, encontré la otra cara de la moneda, otro vigilante, el de la escuela, con cara de circunstancia, me observaba, más bien, me escuchaba

-Que brisa tan exquisita, gracias Dios, repetí, me miro y me dijo

-Para usted profe, porque en el campo esta brisa de verano hace daño

-Cómo así? pregunté

-Usted no sabe, que esta brisa en el campo seca los estanques, les saca el agua y dígame usted ¿qué hace una persona que trabaje la tierra sin agua? pasa trabajo. Así que lo que para usted es motivo de alegrías, para otros es motivo de preocupación.

Aún hoy, sigo pensando en las paradojas de la vida y en las enseñanzas recibidas a través de eso dos conceptos, los cuales te pueden ilustrar, sobre temas que desconoces, y la reflexión, que te deja el último relato, con el daño de la brisa en el campo, y que para mí era motivo de remembranzas y placer.