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José Corzo: una historia de éxito que nació del fracaso

Por Sandra Machado Arquez

Sabía, siempre lo supe. Cuando lo veía en las redes sociales sabía que debía evitar conocerlo. Sería mi relación más tóxica si llegara hacer “match”, a congeniar, a caernos bien, a querernos. No llegamos a eso y seguramente no llegaremos.

Y lo conocí por cosas de la comida, o del destino, o del universo y sus inexplicables conspiraciones. Y es que para mí siempre será un placer conocer a personas que les guste la comida, es mi debilidad, como lo son aún más esas que tienen buen corazón o bien llamadas “corazón de pan”.

Si, de pan, corazón de pan, así les dice a las personas buenas y afables que hacen cosas bonitas por los demás. Hoy quiero hablarles de José Corzo, quizás no lo conozcan por su nombre, le llaman el “de Valledupar Recomienda”, “el de las redes”, el que se la pasa recorriendo Valledupar, y ahora los municipios del Cesar, comiendo sabroso y buscando emprendimientos para promocionar, para ayudarlos, para contar historias, y en algunos casos, para cambiar vidas.

Pero primero quiero aclararles que esta lectura no relata una historia de amor o desamor, ni de comida, o bueno si, quizás un poco de sabores y platos; es el relato de alguien que se está metiendo en el corazón y los antojos gastronómicos de muchos de nosotros.

Su historia de éxito, como la de muchos emprendedores de la vida y del departamento del Cesar comenzó desde un fracaso. José Alfredo, Administrador Financiero, hoy con 29 años, inició su sueño de emprender con una microempresa de brownies que no prosperó. La falta de apoyo y sentirse solo en medio de una economía poco dinámica y de falta de oportunidades, lo llevaron a reflexionar y a entender que la cosa no sería fácil para él, ni para quienes deciden lanzarse al emprendimiento.

Entendió además que en un mundo donde todo se mueve digitalmente había una oportunidad única para él y para todas esas iniciativas marginadas por la misma situación de un país, donde el alto costo de vida y la generación de empleo los limitan.

Y fue así como un día cualquiera nació en la red social Instagram: Valledupar Recomienda, parida después de la pandemia y el confinamiento: un espacio que en su ADN digital impulsa a los negocios que se dedican a preparar comida callejera.

En mi conversa casual con José o Corzo como le dicen sus amigos, noté que el negocio de ser influencers no es tan ligero como algunos piensan; sabrosa si es la comida, sabroso es conocer historias de vida que inspiran, lo que no es tan amable, es tener la responsabilidad de emitir conceptos de un mundo tan subjetivo como lo es el sector gastronómico, y con ellos, en algunos casos, generar decepciones.

Lo que para él puede ser sabroso, para otros no tanto.

Y lejos de lo que inicialmente se imaginó José Corzo, este se ha convertido en un embajador de Valledupar, recordándonos lo valioso de la ciudad donde vivimos, no solo desde la gastronomía, sino desde sus rincones, desde lo obvio, desde lo olvidado y si, desde la cosas que para muchos resultan triviales.

Su personalidad refleja lo que somos, gente bonita, cordial, buenos anfitriones, y un corazón de pan que me sedujo, como empieza a seducir a marcas locales y nacionales, quienes ya se dieron cuenta del potencial digital para promocionar sus productos.

En fin, este es José Corzo, con quien podría tener mi relación más toxica.

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