Jóvenes emprendedores se la juegan por montar restaurante campestre en zona rural de Valledupar

Las faldas del Cerro Murillo, al norte de Valledupar, en el departamento del Cesar, son el mayor atractivo que tiene el restaurante campestre de Jesús Namén. Él, junto con su socio Iván Murgas Namén, le apostaron a abrir su propio negocio, el cual cuenta con ambientes amplios para disfrutar en familia y en contacto con la naturaleza.

El restaurante Cerro Murillo se encuentra ubicado en el kilómetro 10.5 sobre la vía que conduce al corregimiento de Río Seco. Este lugar es uno de los mejores de la región. Cuenta con atracciones como casa de muñecas, juegos infantiles, piscina, clases de pintura y pistas de obstáculos con llantas, entre otros, que permiten a niños y adultos pasar una tarde entretenida.

Otras de las particularidades que ofrece este lugar es la interacción que pueden tener los niños, jóvenes y adultos con los diferentes tipos de animales domésticos tales como conejos, chivos, gallinas, patos, terneros, entre otros. Allí los visitantes tienen la posibilidad de darle de comer a estos animales mientras realizan el recorrido donde se les explica sobre el cuidado que estos deben tener; ésta labor la realiza Maria Alejandra Cantillo.

“El proyecto, además de ser novedoso, tiene todas las características para que las personas que lleguen se sienten como en casa. Todo el personal está capacitado para cualquier tipo de ambiente dentro de la granja. Con este negocio estamos trayendo beneficios y desarrollo a la región”, precisó Jesús Guillermo Namén.

Tres años demoró cocinándose la idea de emprendimiento de Jesús Guillermo, quien es abogado de la Fundación Universitaria del Área Andina de Valledupar. En las 360 hectáreas donde está ubicado el restaurante Cerro Murillo, trabajan cerca de 30 personas e, indirectamente, el emprendimiento cuentan con más de 15 proveedores. Este tipo de negocio, tan demandante, en los dos últimos años ha crecido potencialmente, permitiendo a estos jóvenes aportar al desarrollo económico de la región.

Con el proyecto se han cautivado exigentes paladares, con calidad en los productos, e innovación en la granja. “Cada semana tenemos un tipo de atracción nueva, pues queremos que nuestros clientes se sorprendan en cada visita”, puntualizó Namén.

Jesús e Iván no solamente son socios, también son primos. Por esto, cuando decidieron abrir su restaurante, lo quisieron hacer con varios de sus familiares, quienes son los que están al frente de algunas de las atracciones dentro de la granja.

Estos jóvenes trabajan duro para posicionar el negocio que ofrece alternativas tales como almuerzos y música en vivo. Los precios de los platos oscilan entre $23.000 y $34.000 por persona; así mismo, los clientes podrán encontrar platos especiales y menú infantil.