Escrito por Chedith Paba
Esta subregión comprendida entre los ríos Magdalena y Cauca, a 4 horas de los puertos marítimos de Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, que han sido jalonadores del desarrollo del país durante la apertura económica, con una extensión de 7.553 km2, y una población aproximada de 400 mil habitantes, discriminada en los 15 municipios del sur de los Departamentos de Bolívar y Magdalena, con hidrografía y geografía similar, muy rica en recursos naturales y en bio-diversidad, con suelos de aluviones, que sin lugar a dudas en condiciones diferentes, sería una verdadera despensa agrícola de alcance regional, Nacional e internacional. Nada tenía que envidiarle a la antigua Mesopotamia, ni regionalmente o la Zona Bananera ni al Valle del Sinú. Pero lamentablemente hace parte de esa Colombia profunda e invisible, que ha sido también víctima del conflicto armado, con indicadores socio-económicos y necesidades básicas insatisfechas muy, pero muy por encima de la media nacional.
Actualmente la depresión Momposina, por la inmediatez en la apertura del PUENTE RONCADOR, sin haberse terminado de construir las variantes y los tramos faltantes del proyecto vial TRANSVERSAL DE LAS AMÉRICAS, muy cacareado por cierto, como la paralela del que unirá a los Puentes de Guamal Santa Ana, que serían indudablemente la redención y el cesar de nuestra horrible noche, pero como siempre, una vez más la concupiscencia del interior del País; el Túnel de la Línea nos ha aplazado éste gran sueño. Y ahora para colmo de males, el gran tráfico que en su mayoría es pesado ha deteriorado las calles y el poco asfalto existente en el trayecto El Banco-Mompox. Respecto al brazo de Mompós, navegable y agente de la dinámica comercial en otrora. hoy agoniza en medio de la sedimentación y la contaminación, que no sería extraño en el sub-realismo mágico de Gabriel García Márquez, que en un futuro próximo sea un prolífico sembradío de cocaína hidropónica, al igual que sus complejos cenagosos, que incluidos en el Plan de Ordenamiento de Manejo de Cuenca del Bajo Magdalena (POMCA) siguen durmiendo en el olvido estatal. El bocachico ya se perdió de nuestra dieta diaria, y nuestra tradicional actividad económica anfibia, ha sido duramente golpeada por el cambio climático, las fuertes olas invernales ahogan los cultivos aledaños al rio y
los intensos veranos, arrasan con los de la alta montaña, haciéndonos cada día más pobres, cada día más dependientes y vulnerables al sistema asistencialista existente. Y peor aún, cada día más distantes de las políticas públicas excluyentes como el PDET, de tal manera que nuestros 15 municipios no hacen parte de los 170 más pobres de Colombia, por la simple y paradójica razón de no tener grandes extensiones de cultivos ilícitos en su jurisdicción. ¡Qué ironía! ¿Acaso no hacemos parte del postconflicto? Y más preocupante es la complacencia de nuestra clase política costeña, que pareciera estar más interesada en su protagonismo ególatra de ser presidente del Congreso, que pelear las grandes partidas del presupuesto nacional para nuestra región, y así, hacemos más amable este gran ostracismo y orfandad inmisericorde.
Como no hay quién mejor hable, sino el que tiene la necesidad. debe ser iniciativa nuestra, exclusivamente nuestra, que los Gobernadores del Dpto. de Bolívar y Magdalena, los 15 alcaldes de la Depresión Momposina, los representantes de nuestras comunidades, mediante mesas de concertación, ya sea en El Banco o en Mompós, con la presencia: del Presidente de la República y sus Ministros, de la Vicepresidenta, del Presidente actual del Congreso, costeño por demás, y de los integrantes, también costeños, de las bancadas de los diferentes partidos políticos, discutir sobre la formulación de un CONPES regional, que garantice nuestro verdadero desarrollo sostenible a corto, mediano y largo plazo, pignorando los recursos de la nueva Ley de regalías de los 15 municipios por el tiempo que se requiera al priorizar los grandes proyectos estructurales regionales.
