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Así opinan

La gran mayoría, una mentira

Escrito por Enrique De Luque Palencia

Una vez terminados los escrutinios de las elecciones del 13 de marzo del 2022, en donde no solo se repartían las curules de cámara y senado, para reorganizar el mapa geopolítico de la empresa llamada Colombia, con socios y estatutos bien definidos. Se incluía también las consultas para elegir candidatos a la presidencia de la república. Terminada la jornada, las manifestaciones de júbilos y derrotas no se hicieron esperar, discursos van y vienen sosteniendo que, la voluntad del pueblo a través de las urnas demuestra fehacientemente el sentir de las mayorías, lo cual es una mentira y es el motivo de este escrito. No existe ni ha existido, en estos 200 años de democracia, la voluntad de “la gran mayoría”.

Para explicarme mejor, en los inicios de nuestro ejercicio democrático el derecho a elegir y ser elegido lo tenían unos cuantos ciudadanos, en donde la minoría se imponía a la mayoría (votaban únicamente los que sabían leer, escribir con propiedades). En el proceso de consolidación de la república llegaron nuevas constituyentes con ellas reformas que, ampliaron el derecho al sufragio, con ello a elegir y ser elegido. Cabe recordar que las mujeres solamente a mediados del siglo XX obtuvieron el derecho a manifestarse en las urnas. La última constituyente, la del 1991, cacareada como la más incluyente, los representantes del pueblo colombiano con la responsabilidad de modernizar el estado, fueron elegidos por la gran minoría, esta afirmación está sustentada con la abstención que, para esa época, fue de más del 60%. ¿Dónde queda entonces “la gran mayoría”?

Ahora bien, voy a plantear la hipótesis: cuantificar el abstencionismo como un voto en blanco, ¿qué pasaría entonces con los aspirantes a las curules para dirigir los designios del estado? Si el silencio de la mayoría se interpretara como una negación. Se plantea declarar nulas las elecciones, convocar a una nueva hasta lograr que se manifieste la gran mayoría, esto para no seguir siendo gobernados por la voluntad de la minoría que, se manifiesta en las urnas en cada citación para elegir a los honorables representantes del pueblo.

Para sustentar lo planteado hipotéticamente, Colombia es una empresa que cada cuatro años cambia de junta directiva, para con ello lograr el desarrollo sostenible, lo cual incluye todas las variables, apuntando siempre a mejorar la calidad de vida de cada uno de sus accionistas, socios o ciudadanos, todos con los mismos derechos y deberes definidos en los estatutos, apalancado en la constitución.

La dinámica es: se convoca a todos los socios a elegir la junta directiva, en la fecha preestablecida, con la posibilidad de reelección de los integrantes, estos son elegidos por el 47% de los socios, el 53% se abstiene de votar. La voluntad es de ¿la gran minoría o mayoría de los socios de la Colombia?, observado de esta manera estamos gobernados por la voluntad de la gran minoría, me incluyo en ella toda vez que acudo a las urnas a ejercer el derecho que me confiere la ley como socio de esta gran empresa.

Para concluir, mientras se imponga el sentir de los socios minoritarios, no existirán cambios sustanciales en la empresa, la invitación es a que, los socios mayoritarios se pronuncien en la próxima convocatoria para elegir al gerente, a ver si por fin salimos de estos dos siglos de dirigencia minoritaria. Que se imponga la voluntad del pueblo, entendida por algunos como la voz de Dios.

 

 

 

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