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Así opinan

La historia del cóndor sin alas

Escrito por Enrique De Luque

Ese símbolo Nacional, esa ave que surca los cielos imponentes en la ficción débil y frágil en la realidad, que de alguna manera representa la libertad del colombiano, está hoy en cuidados intensivo con desatención colectiva en peligro de desaparecer y con ella parte de la identidad que aún no logramos estabilizar. Nuestra historia esta robustecida por guerras interminables, sustentadas bajos esquemas de pensamientos filosóficos y políticos, que han dado licencia para atacarnos los unos a los otros, convencidos que somos dueños de una verdad, en cinco siglos no hemos podido sustentar y mucho menos sostener esa razón de imponernos con una verdad sin demostrar.

Vamos hacia un despeñadero en donde nos señalamos como culpables los unos a los otros, mientras continúan tiñéndose la tierra de rojo y las familias de negro, no se detienen los actos violentos y la supervivencia justifica nuestras acciones basadas en la ley del más fuerte y vivo, promoviendo la creatividad, el emprendimiento y la innovación con un solo principio hacer dinero, mucho dinero de manera fácil, identificados bajos una ideología.

Pensando en Colombia y el Condor planteo esto:

La Colombia es un cóndor sin alas, el depredador las tomo como bandera, no hay vuelo no anda la empujan en contra de su voluntad, volar es un privilegio que nunca ha tenido, tiene rota la izquierda y la derecha, exclama desde su postrado estado sin que la escuchen, basta, ya es suficiente, deténgase, la esperanza de volar se desvanece, aún no se cansa el natural saqueador, mantiene su cuerpo maniatado teñido de rojo, la visión oscura, lamentable su trasegar con ecos de lamentos sin escuchar, observamos pasivamente en un mutismo colectivo como despluman su cuerpo, amparados en sesgo de verdad. Deslamados depredadores escuchen, el equilibrio del vuelo lo otorga la libertad, pensar, actuar, igualdad, Colombia es como el cóndor, una historia triste donde no le permitimos volar, el ala derecha como la izquierda están quebradas, el cuerpo un centro sin rumbo un caos total. Malpechosos sectarios sucumben ante la ambición de timonear la libertad del vuelo amparados en una sola ala o con los ojos fijos en el cuerpo, privándola de su esencia natural, el cóndor como Colombia necesitan del cuerpo con todas sus extremidades para poder avanzar libremente desarrollarse y mejorar su calidad de vida y la de los demás.

La decisión de otorgarle la libertad a la Colombia como en la historia del cóndor, está en nuestra mano hay que identificar al depredador, alejarlo de la presa, para que no pueda continuar, no es tan complejo muy pronto vendrá esa oportunidad en donde ejerciendo un solo derecho la historia podemos cambiar.

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