La resistencia al cambio

Escrito por Enrique Antonio De Luque Palencia @luquepal

En los anales de la historia se encuentran registros de la renuencia del ser humano en relación a todas las transformaciones que ha vivido en el transcurso de su evolución, desde la era de la caverna a la revolución 4.0, es un trasegar cargados de acontecimientos con relatos del cómo la humanidad se fue adaptando a esos cambios propuestos por la naturaleza y por el hombre mismo.

La transición de nómadas a sedentarios -más de un desadaptado quedó por ahí dando vueltas-, del intercambio de productos a través del trueque a la comercialización con el peso como el medio que avalaba la avenencia con lo cual aparece el precio y valor de productos, ¿cuántos se opusieron en esa etapa? Continuamos entonces con el paso de la oscuridad a la claridad, del barroco al romanticismo; el arte, las letras, los derechos humanos, ¿cuántos se quedaron allí en la oscuridad criticando a los que dieron el paso a la luz?, época que está identificada como la Revolución Francesa.

Avanzando en el inexorable recorrido del tiempo, llega con él la revolución industrial, la máquina de vapor, la producción en escala, ¿qué pasó entonces que esos artesanos y productores desaparecieron? ¿Se adaptaron? ¿Se opusieron? O renació una nueva ola, de como iniciar nuevas maneras de producir, sobrevivir en un mercado que se presentaba hostil y los sacaba de la zona de confort.

Llegamos entonces al avance de las comunicaciones, pasamos de las palomas mensajeras, juglares, papiros, cartas, telegramas, esquelas, credenciales, a la telecomunicación, la internet, considerada la tercera revolución; el poder de la información, el mundo a los pies del ciudadano, con ella la globalización, la conectividad. Mutó la manera de comercializar, se dinamizó el comercio internacional y, nuevamente, nos tocó adaptarnos, claro está con resistencias por doquier.

Esperábamos sin afanes el arribo final, consolidado, de la revolución 4.0. La migración al mundo digital lo vivíamos, si se quiere, de manera segmentada, los jóvenes inmersos ya en ese mundo, los adultos mayores resistidos, decididos a quedarse en las actividades cotidianas. De manera tradicional en el caso particular de los intercambios comerciales, los primeros ya lo hacen de manera virtual, los segundos intentan no dejar perder la seguridad que les genera el cara a cara, resistencia absoluta otra vez, con una revolución que se vaticinaba llegaría a su esplendor en países como en Colombia en 20 años.

El cambio hoy no es igual a las otras épocas, este, está sujeto a la vida, a la preservación de la misma, por lo tanto, lo primero que debemos adaptar es precisamente eso, nuestra manera natural de resistirnos a los cambios, toda vez que hacerlo hoy es atentar contra nuestras vidas. Más que los discursos de reinvención, creatividad e innovación, deberíamos focalizarnos en el de aceptación, solidaridad y no precisamente para donar mercados, sino con nuestro comportamiento social contribuir a conservar la vida de los demás.