Caja de Poemas
Las Vainas Sin Nombre
@drjimenez1a
Muy cerquita de Fonseca, en la finca El Palmar, caminaban Nandito el Cubano y Luis Pitre alrededor del jaguey, cuando tropezaron con un fruto raro. Ninguno de los dos supo identificarlo. Nandito frunció el ceño y Pitre guardó silencio. Aún así, lo levantaron para llevárselo a Dioselina Mendoza, la más anciana de Los Pondores, tal vez sabría cómo se llamaba el extraño fruto. Ella, al tenerlo entre las manos y percibir el aroma que emanaba, exclamó esto pega es con malanga. Caminó hasta él antiquísimo fogón en el patio, lo partió en torrejas y procedió a guisarlo. Cuando estaba sirviéndolo, acompañado de malanga, les comentó: las vainas no importan cómo las llamen, es más valioso para qué son útiles.