Download WordPress Themes, Happy Birthday Wishes
Cirirí Del Jirafo

¡Lo mejor es lo que pasa!

Escrito por Alberto Muñoz / @albertomunozpen / elhijodedonjulio@gmail.com

La grandeza del triunvirato ganador, conformado por más de tres, reside en que no fueron a buscar nada a otra parte, ellos confiaron en lo que había, valoraron aquello que la mayoría miraba con desprecio mientras que un sector minoritario, integrado por parranderos y amantes de lo nuestro, se daban la gran vida, desde el punto de vista del regocijo interior, y durante muchos años enviaron “al mundo” un mensaje de alegría, entusiasmo y plenitud, a partir del encuentro que propiciaba el trípode que sostiene nuestra idiosincrasia mayor: acordeón, Caja y guacharaca. Tratándose de parrandas móviles en jeep willys, con el Yio Pavajeau, sus hermanos, Colacho y los demás o, estacionarias en el Café La Bolsa, como en la casa de la tradicional Petra Arias, en el Cañaguate, o en casa de Nohema, donde Hector Arzuaga, qué tal donde el recordado Luis Garcia, por distintos sectores las había y eso mantuvo viva la llama del vallenato antes de presentarse, con su cascada de versos, canciones, melodías, historias, creaciones de variado caletre, “hervidos” como diría Rodolfo Castilla, cuentos, catilinarias parroquiales, las caricaturas del pintor Molina y andanzas amatorias de altísimo, alto, bajo y bajísimo espectro.

Describe tu alma y serás universal, dijo Tostoi y el compositor Rafael Escalona lo aplicó, calcándolo con papel manteca, he ahí el resultado. Con valentía, fuerza interior e ingenio, la novel Consuelo Araújo Noguera, fue abriéndose paso con su inteligencia, talento y esfuerzo, ambos sin “diploma de bachiller” pero con la tozudez que caracteriza a los lideres esenciales. Se dieron la mano con el Dr Alfonso López Michelsen, sumadandose a esto la “pila de talento, sentido de pertenencia y pertinencia” de quienes, como Miriam Pupo, Hernando Molina Caspedes, La Polla Monsalvo y otros ciudadanos distinguidos por la misión a cargo. El maestro Escalona realizó su periplo inspiracional, a lo largo de la existencia terrenal desde cuando hizo la primera canción, cantándole al amor, describiéndose así mismo en las lides amatorias y presentándoles a -propios y foráneos- personajes, acontecimientos, encuentros y desencuentros locales y regionales, con lo cual universalizó en el tiempo su ‘mensaje’ y remeció la estructura de los cantos, en gesta iniciada por “su maestro” Tobias Enrique Pumarejo.

A ese viaje fueron uniéndose compositores de la estatura integral y musical del glorioso Leandro Diaz Duarte y el aparecimiento de Gustavo Gutierrez Cabello sin desmedro de muchos más.

Valledupar, puso una plana, folclórica y cultural, de amplio ‘espectro’ a nivel nacional y con trascendencia internacional, en gracia de convertirse en vitrina de la música vallenata tradicional, sirviéndose de la magia y el ‘anfitrionismo’ como puntos atractivos, gracias a lo cual el Festival de la Leyenda Vallenata, alcanzó el nivel que lo mantiene posicionado como tal y destino favorito nacional como epicentro cultural y festivo.

Por esos años, cuando comenzó el Festival, en la region había un ‘rey’ productivo: el cultivo del algodón, una bonanza se vivía y fueron tiempos de jolgorio, parrandas, fiestas, viajes, nuevos vehículos, sin que faltara el mujereo. Hasta 1977 anualidad de inicio de la crisis que derivó en el ocaso productivo hasta su cuasi desaparición.

En 1987, en la Cámara de Comercio de Valledupar, el viernes 16 de octubre, fue matriculada la sociedad anónima “Federación de Textileros Federaltex” y se despertó una nueva expectativa, laboral, productiva e integracionista. Tres años después sus pasivos alcanzaron la suma de siete mil seiscientos millones de pesos, lográndose un acuerdo con los acreedores de refinanciamiento hasta 2006. Ese mismo año, 1990, fueron despedidos 147 empleados. Y en 1995 se determinó su liquidación definitiva.

En 1999, durante el gobierno de Andrés Pastrana Arango, fueron creadas, mediante la Ley 508 de ese año, las zonas económicas de exportación y se dispuso que operarían en Buenaventura, Cúcuta, Valledupar, o Ipiales, “dedicadas a la producción de bienes o prestación de servicios con un alto componente exportador”. Fue otra frustración toda vez que no pasó de ser un “catálogo de buenas intenciones” sin materializarse y sumiéndose para siempre en la frustración.

Otras bonanzas, unas más legales que otras, con mayor o menor intensidad, rozaron la ciudad, ninguna ha producido lo que el Festival de la Leyenda Vallenata y la música vallenata tradicional.

Después se entronizó la violencia, un tiempo la guerrilla y después las “autodefensas” pero el Festival siguió adelante, en gran medida por su ‘guardián en la heredad’, la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.

Y, mientras tanto, ¿qué ha ocurrido? Que el Festival permanece, vale la pena preguntarse ¿en razón de qué?. ¿De donde provienen las principales amenazas de tan significativo y patrimonial evento?. No hay que ser magos, ni mucho menos adivinos, para entender que el evento ha marchado en gracia del buen trabajo de la fundación, con aciertos y errores porque sus miembros son de carne y hueso, la disposición incondicional de compositores e intérpretes, la didelidad de quienes año tras año asisten sin vacilaciones y el respaldo del pueblo colombiano que ama su Festival.

Dejamos extraviar la vocación agricola con desamparo, si se quiere, a la ganadería y descuido de emprendimiento empresariales. Entonces ocurrió que en todo se falló y se descuidó la ciudad creyéndonos el cuento de que con el evento de abril todo es posible. Por cierto, el progreso de este es superior a la preparación de la ciudad y de los emprendimientos que posibiliten el aprovechamiento de aquel para beneficio de un número creciente de residentes. Ha de entenderse que, pese a la reactivación del progreso de Valledupar desde 2013, falta todavía en materia de orden, organización y “atencion a los turistas”, de locaciones, de oferta institucional y de optimización de los servicios turísticos, durante el evento.

Por todo esto cobra importancia mayor la decisión del gobierno nacional, con el liderazgo del presidente Ivan Duque Marquez, para la postulación de nuestra mágica ciudad a la Red de ciudades creativas, en el ámbito de la música, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura – UNESCO, Diligencia a la cual asistió en días pasados la ministra de cultura, Carmen Ines Vásquez con la participación del alcalde, Augusto Daniel Ramírez Uhia. Es algo bueno para Valledupar, para el Cesar, para el Caribe, para Colombia, para el mundo.

Por colombia, tres ciudades, ya fueron admitidas: Bogotá y Medellín, en música y el año anterior Buenaventura, en gastronomía. El concepto de ciudad creativa se atribuye al economista sueco Ake E. Anderson, quien en 1985 publicó un artículo titulado “Kreativitet. Storstadens framtid”, o bien, “Creatividad. La ciudad futura”. Su reflexión no tuvo la resonancia esperada debido a que fue publicado en sueco, una lengua que se habla o se entiende sobre todo en Escandinavia. Anderson hablaba en su propuesta de una red de conectividad interregional a través de infraestructura con la debida planeación urbana.

“Como laboratorios de ideas y prácticas innovadoras, las Ciudades Creativas de la UNESCO aportan una contribución concreta al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas mediante la formulación de políticas y proyectos de base que promueven la participación de todas las partes interesadas, incluidas las mujeres, jóvenes y grupos vulnerables. El compromiso de las Ciudades Creativas demuestra su papel central en la primera línea del desarrollo sostenible para las comunidades.”

Al adherirse a la red, las ciudades se comprometen a apoyar y promover sus mejores actividades culturales relacionadas con el territorio y a fomentar la colaboración con otras ciudades de la Red de Ciudades Creativas de la Unesco, implicando no solo a los ciudadanos, sino también a las empresas del sector público y privado. Cada colaboración desarrolla proyectos con el objetivo de:

    • reforzar la creación, la producción, la distribución y la difusión de actividades, bienes y servicios culturales;
    • desarrollar centros de creatividad e innovación y ampliar las oportunidades al alcance de los creadores y profesionales del sector cultural;
    • mejorar el acceso y la participación en la vida cultural, en particular en beneficio de grupos y personas desfavorecidos o vulnerables;
    • Integrar plenamente la cultura y la creatividad en sus planes de desarrollo sostenible.

 

 

Es tiempo de estudio, renovación de confianza y de expectativa moderada. Es la hora de contribuir y hacer posible que Valledupar, al tiempo que promueve el emprendimiento de sus moradores, sea emprendedora como comienza a serlo y progrese con decisión y resultados medibles, verificables y disfrutables.

Comentario

  1. ¡Ombeeeee!
    Describe tu alma y serás universal, dijo Tostoi y el compositor Rafael Escalona lo aplicó, calcándolo con papel manteca, he ahí el resultado. Con valentía, fuerza interior e ingenio, la novel Consuelo Araújo Noguera, fue abriéndose paso con su inteligencia, talento y esfuerzo, ambos sin “diploma de bachiller” pero con la tozudez que caracteriza a los lideres esenciales. Se dieron la mano con el Dr Alfonso López Michelsen, sumadandose a esto la “pila de talento, sentido de pertenencia y pertinencia” de quienes, como Miriam Pupo, Hernando Molina Caspedes, La Polla Monsalvo y otros ciudadanos distinguidos por la misión a cargo. El maestro Escalona realizó su periplo inspiracional, a lo largo de la existencia terrenal desde cuando hizo la primera canción, cantándole al amor, describiéndose así mismo en las lides amatorias y presentándoles a -propios y foráneos- personajes, acontecimientos, encuentros y desencuentros locales y regionales, con lo cual universalizó en el tiempo su ‘mensaje’ y remeció la estructura de los cantos, en gesta iniciada por “su maestro” Tobias Enrique Pumarejo.

    Magistralmente escrito
    Gracias Alberto

¿Y tú, qué opinas? Comenta

Close