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Así opinan

Menos ropa más viajes

Escrito por Luisa Alario – luisa.alario@gmail.com

Espanta jopo le dicen en Barranquilla, farta o fasistora en algunos municipios de La Guajira,  mete mono en Valledupar, estos son términos coloquiales de nuestra región utilizados para llamar a las personas aparentadoras, esas que luego reciben un peso prefieren echarselo encima así al día siguiente no tenga ni para un pan.

Aunque nos duela tenemos que admitir, que en algún momento de nuestras vidas los costeños hemos padecido este mal, nos gusta que nos vean bien pintosos y si es con la marca de moda mucho mejor, lejos estamos de imaginarnos que esa gastadera innecesaria nos priva de ver más allá de nuestras narices, de darnos cuenta que el mundo es grande y por eso cuando salimos de la tierrita nos pegamos un estrellón con la realidad.

Como experiencia personal les cuento


que cuando tomé la decisión de radircame en Bogotá, tuve la fortuna de ingresar al medio laborar por la puerta grande económicamente hablando, debido a que tenía ingresos que no eran para nada despreciables y como buena mujer costeña cuando recibí el primer sueldo en vez de usar el dinero en algo significativo  para mi existencia, lo que hice fue gastarmelo en ropa.

El clima de Bogotá se presta para que uno tire percha, es el paraíso sobretodo para las féminas de la Costa por lo que no me dio ni pizca de remordimientos comprar cuanta chaqueta o botines se me atravesara en el camino. Yo me sentía realizada, plena, hasta que una carajita de 25 años compañera de oficina me hizo dar bien duro con la realidad.

Esta muchachita de apenas un cuarto de siglo con una especialización encima y una maestría en curso me hizo ver una diferencia bien grande entre nosotros y los cachacos. Al 90 por ciento de los rolos sobretodo los jóvenes no les importa andar vestidos como una caja fuerte (solo ellos saben la combinación)  o ir a laborar con el mismo pantalón varias veces, prefieren  prepararse cada vez más en la carrera que escogieron o invertir la plata en viajes. Trabajan duro todo un año y ahorran, eso  se ve evidenciado en nuestras playas todos los meses de diciembre y enero.

Algunos no solo se conforman con viajar por Colombia, a muchos les gusta ver su pasaporte lleno de sellos, en la entidad en la que estoy la mayoría de mis compañeros para no decir todos, han visitando X cantidad de países y no se han bajado del avión cuando ya están planeando el próximo destino.

Se acerca el Festival Vallenato y es un ejemplo claro de lo que expongo, para esos días la gente se endeuda, saca ropa fiada para ir a los espectáculos,  los almacenes hacen su agosto, ve uno a la juventud vestida como para un fashión, la semana de la moda de Nueva York les queda chiquita, mientras el foráneo, el turista del interior o el extranjero va de lo más sencillos a cada uno de los eventos.

Esto no significa que ellos sean mejores y que nosotros estemos mal no señor, repito que cada quien es libre de hacer con su vida lo que desee, pero todo debe ser equilibrado,  esto no es un mal exclusivo de nosotros pero yo hablo de lo que he visto a lo largo de mi vida. Si ustedes  sacan cuenta de lo invertido en trapos en los últimos años, de seguro les daría presupuesto para al menos dos viajes.

Yo ya estoy en esta tónica, logré rehabilitarme a tiempo, ya llevo dos y por algo se empieza, hay que recordar que el día que nos vayamos de este planeta, toda esa ropa la terminarán regalando o hasta botando porque en el cajón no nos la van a echar.

Usted disculpe si le molesta pero ya está bueno de tanta fartedad.

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