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Así opinan

Sentido de pertenencia

Escrito por Enrique De Luque Palencia @luquepal

En la academia y la literatura se encuentran infinitas definiciones del sentido de pertenencia, que convergen en relacionar el sentimiento de afecto con el apego, generando con ello identidad frente a lo que considera el ser humano que es propio, e incluyente; razón por la cual aflora el orgullo de hacer parte de. Claro está que para introyectar ese sentimiento se hace necesario ir construyendo apropiaciones intrínsecas que permitan, en el actuar, convertirse en las cartas de presentación; de esta manera, hay que luchar contra las influencias externas y, en el caso de las manifestaciones culturales, contra los modismos y las tendencias.

Hablar de sentido de pertenencia, como hacer parte de un entorno, entendido este como familia, ciudad o pueblo natal, para centralizar el tema y ubicarnos en ese espacio, lo cual es el motivo de esta reflexión, que tiene como propósito generar polémica en relación a que como ciudadanos sociales contribuimos a fortalecer la identidad cultural de nuestros entornos. No existen ex hijos, ex nacionalidades, como tampoco ex provincianos; el debate está abierto para aquellos que contextualizan que el hombre no es de donde nace, sino de donde se hace. De igual manera debe generar una identidad para ser asociado o relacionado con su presentación.

La consulta para utilizar un lenguaje democrático es ¿qué estamos haciendo desde lo individual, para fortalecer la identidad de nuestro entorno? Mucho se ha escrito y expuesto en relación a la identificación de los ciudadanos, a través de sus expresiones culturales, enmarcadas no solo por su cronología histórica, sino también, por su lenguaje, gastronomía, comportamiento, vestimenta, en fin, todo un compendio de elementos visuales, auditivos, táctiles y gustativos, que, al percibirlos por medio de estímulos, nos ubican de manera inmediata en un espacio previamente conocido.

Para continuar con la identidad enmarcada en lo local y cultural, esta última como una de las credenciales que nos distinguen entre los demás espacios globales, hay que iniciar entonces por el reconocimiento…cuánto nos cuesta reconocer y reconocernos.

Todos deberíamos llevarlo a ese núcleo familiar, en donde siempre aflora el orgullo de los padres al presentar a los hijos y, desde su infancia, sus primeros pasos se presentan con frases, tales como: “salió igual a su padre o su madre”, “habla como yo”, “canta como yo”. Esa es la invitación.
Soy orgullosamente colombiano, hijo adoptivo de Valledupar, banqueño de nacimiento y de convicción. Cuando me presento he tenido que recurrir en muchas ocasiones a develar mi origen como provinciano, y ahí es cuando se me ensancha el corazón y digo con orgullo, soy de la tierra de José Benito Barros, el compositor de ‘La piragua’. Y si no es suficiente, continúo diciendo, es donde se unen el río Cesar con el Magdalena, -prosigo-, es la tierra del mejor bocachico, en donde se come todavía rungo de cabeza de bagre, rematando siempre, que es la ciudad imperio de la cumbia, en donde se baila la mejor cumbia del mundo.

Y como de reconocimiento se trata la reflexión, esta va dirigida a todos aquellos gestores culturales de mi tierra natal y de Colombia, que luchan para mantener esa identidad como tinta indeleble en cada uno los banqueños y colombianos. ¡Que viva el festival de la cumbia como estandarte cultural de nuestra identidad!

¿Y tú, qué opinas? Comenta

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