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Así opinan

Solidaridad y responsabilidad en tiempos de Cuarentena

Por: Luis David De Luque Trillos

Dada la llegada del COVID-19 a nuestro país, Colombia, las autoridades han decretado diversas medidas con la intención de romper las cadenas de contagio y disminuir el impacto de este virus sobre la salud pública.

El principio ha sido uno sólo: prevenir el contagio. Si bien, se ha insistido en no incurrir en el pánico, ni la histeria colectiva, tampoco se puede caer en la actitud folclórica de actuar como si nada sucediera; porque aunque esta no sea una enfermedad mortal para la mayor parte de la población, si lo es para una gran franja de personas que resultan especialmente vulnerables, como lo son los adultos mayores, las mujeres embarazadas y las personas con un débil sistema inmunológico o con patologías pre-existentes. Para ellos, el virus resulta mortal, y de no tomar las medidas respectivas, tú puedes ser el vehículo a través del cual la pandemia llegue hasta ellos. Tal y como sucedió en Italia.

Entonces, es necesario entender que en este escenario la responsabilidad más que individual, es colectiva. No estás evitando contagiarte sólo tú, estas evitando contagiar a muchas otras personas con las que te relacionas directa e indirectamente en tu día a día. Es por ello que la principal estrategia por parte de las autoridades ha sido el “aislamiento social”, y con ello el llamado a permanecer en casa, en cuarentena.

Colegios, universidades y trabajos, han cerrado sus puertas y han trasladado sus actividades a casa, buscando evitar que sus instalaciones sean epicentros de transmisión del virus, al disminuir el contacto entre las personas. Es decir, se están cobijando a la medida de “aislamiento social”. Sin embargo, la primera reacción de muchos ante esta medida ha sido: “vacaciones”, optando por realizar planes como ir a playa, salir a los centros comerciales o visitar distintos parques de la ciudad, abandonando por completo sus responsabilidades, en un tiempo en el que, por el contrario, debería redoblarse la responsabilidad.

Este tiempo NO ES DE VACACIONES, entenderlo puede salvar miles de vidas. Así que, en vez de pensar en salir o en hacer planes para disfrutar, debemos hacernos responsables de nuestras obligaciones durante este momento de cuarentena y, como es debido, atender a nuestras tareas como estudiantes o trabajadores desde la seguridad del hogar.

Para muchas personas esto último resulta realmente complejo, pues hemos sido educados en un contexto en el que las labores (como el estudio y el trabajo) deben tener un espacio (aula u oficina) y tiempo definido (horario), y una autoridad que controle el cumplimiento de las tareas (jefe o profesor). Es por ello que, el quedarse en casa, sin la presencia de estos factores antes mencionados, suele asumirse como un periodo libre, “vacaciones”, generando el cese de actividades y abandonando las responsabilidades, lo que podría a su vez causar la pérdida de años escolares, semestres académicos o, incluso, empleos.

Analizando a profundidad el panorama, es posible entender que nos encontramos al borde de una crisis social que puede afectar significativamente, como ya lo viene haciendo, la economía, el mercado laboral, la vida académica y estudiantil, entre otros aspectos de nuestras vidas. Sin embargo, depende de nuestras acciones individuales y colectivas el resultado de la misma.

En esta línea de ideas, lo primero a lo que se debe atender es a la disolución de las cadenas de contagio, a través del aislamiento social, preferiblemente, la cuarentena, y una vez en casa, tener presente que las responsabilidades continúan, para lo que se deben tener en cuenta tres variables principales:

– Tiempo: al estar en casa desaparece el horario de clases o de trabajo, es decir, aquella demarcación del tiempo que debe dedicarse al cumplimiento de las labores, el cual suele iniciar con el ingreso físico a algún lugar específico (oficina, salón de clases) y finalizar con la salida del mismo. Esto no suele suceder cuando estamos en casa, ya que no tenemos horarios en casa, por lo que ahora resulta necesario establecer unos horarios claros, unos tiempos definidos, que se dedicarán al desarrollo de las respectivas responsabilidades.

– Atención: estando en casa aparecen todos esos distractores que no están presentes en el lugar de trabajo o de estudio: el televisor, las redes sociales, el computador, la consola de video-juegos, las otras personas que están en casa, etc., y cada uno de ellos será una amenaza directa para la concentración, haciendo que, a pesar de que haya un tiempo definido para el cumplimiento de las responsabilidades, este no sea de gran provecho por las constantes interrupciones e, incluso, abandonos. Será necesario entonces buscar el espacio más adecuado en casa, aislado de todos estos distractores, donde sea posible aprovechar al máximo ese tiempo destinado para el cumplimento de las responsabilidades, un espacio en el que realmente puedas concentrarte.

– Disciplina: a diferencia del colegio, la universidad o el trabajo, en casa no habrá un profesor, un jefe o una figura de mando que llame la atención frente a las distracciones, que ponga tareas o que vigile el grado de concentración y cumplimiento; por lo que el éxito del trabajo en casa dependerá completamente de ti y de tu propia disciplina. A pesar de tener un horario establecido y un lugar apropiado, de no ser exigente contigo mismo, podrás sucumbir ante las tentaciones, afectando tu concentración o llegando incluso a abandonar tus tareas.

Es necesario realmente enfrentar esta pandemia de la mejor manera, y ello es: siendo solidarios y conscientes. Evitemos entonces ser propagadores de las cadenas de contagio, quedémonos en casa y cumplamos con nuestras responsabilidades, a fin de cuentas, no estamos de vacaciones.

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