Tu palabra es fuente de energía, tiene Poder

Escrito por Yarime Lobo Baute @YarimeLobo

Desde épocas muy remotas el ser humano ha usado mantras, rezos hechizos o cantos con una intención clara: Lograr lo que deseaban.

La palabra era usada como un método para traer al plano material lo que estaba sólo en la dimensión de las ideas.

Antes eran los místicos o religiosos los que le daban importancia, la buena noticia es que hoy se suman los neurocientíficos y otros profesionales de corte más racional.

Hay hasta neurocientíficos en Europa que realizan experimentos para comprobar los efectos de las palabras.

Uno de ellos de origen Alemán (Manfred Spitzer) utilizó un texto en el que aparecía repetidamente la palabra «Viejo». Después de leerlo incluso los más jóvenes andaban más despacio durante un tiempo. En cambio al hacer la misma prueba con la palabra «Deporte» aceleraban el paso y con «Biblioteca» su tono de voz bajaba.

Lo diga quien lo diga el resultado es idéntico: Las palabras nos afectan profundamente.

Tanto las que escuchamos como las que decimos.

Otras investigaciones han comprobado que el cerebro reacciona mucho más a las palabras negativas que a las positivas. ¿Y sabes por qué? Porque las primeras suponen un peligro.

Es impresionante, pero la prioridad de nuestro cerebro desde el principio de los tiempos es que nosotros sobrevivamos. No reside su prioridad en que tengamos amigos, ni que seamos amables, ni que no dañemos a nuestra pareja con lo que decimos. Sobrevivir es su misión principal. ¡El real! O si no fíjense en las reacciones básicas de los seres humanos con esta pandemia.

El tema es que nosotros ya no queremos sólo sobrevivir deseamos vivir y esa es la mayor de las enseñanzas que nos trae esta cuarentena.

¡Ahora hay que contarle eso a nuestro cerebro!

Llevar al consciente mecanismos arcáicos inconscientes no es algo que ocurra de un día para otro. Primero hemos de desearlo luego tener la firme intención de hacerlo, pasar a la práctica ocasional y a fuerza de repetición, convertirlo en una rutina (21 días de seguido para que sea así, tenemos tiempo, extendieron la cuarentena hasta mayo).

Mientras no lo hagamos cada vez que tengamos estrés en nuestra cabecita saltará la alarma que inhibirá nuestra capacidad para ser empáticos, nos pondrá a la defensiva y hará que digamos lo que no deseamos decir. (Toda suerte de palabrotas motivadas por el Miedo y la defensa propia 🤬)

 

Esto tiene efectos muy concretos a nivel físico ya que las palabras son vibraciones y nuestras células reaccionan a ellas.

Si escuchamos algo que nos provoca ira notamos que nuestra respiración se agita incrementa la frecuencia cardiaca y sentimos el impulso de avanzar hacia el objeto que la causa. 😠

Estos son solo algunos de los efectos que además harán que lo que digamos tampoco sea muy amoroso (💔).

Es interesante que ya haya cardiólogos defendiendo que ser más comprensivos, compasivos y expresivos mejora la salud del corazón.

La mayoría de la gente no siente ira a diario lo que si es habitual es el estrés. Tanto que hay quienes ni saben que lo tienen.

¿Qué es el estrés? Consiste en una respuesta múltiple del organismo ante algo que considera amenazador.

Esto puede generarlo factores y personas externas como el jefe, la suegra o el presidente de la República cuando informa que va a levantar la Cuarentena. Ninguno de ellos es probable que sea un peligro para la vida de nadie sin embargo el cuerpo lo interpreta de esta manera. Por esa razón dirige la sangre a piernas o brazos para que si es necesario podamos huir y la retira de las zonas que nos ayudan a pensar con claridad o conectar con nuestros sentimientos.

También se generan radicales libres y baja el sistema inmune.

Naturalmente con todo lo anterior estallando en nuestro interior nos resultará complicado tener una comunicación equilibrada.

Lo inverso a todo lo anterior y lo que hay que tener en cuenta en el uso de las palabras es que estas al hacernos sentir felices nos baja de una el nivel de estrés y entramos en un ciclo positivo en el que cada vez estamos mejor.

Las palabras que digamos, que estén sazonadas de harta dosis de Amor sin duda nada tendrán que ver con las que diríamos sintiendo miedo, ira o ansiedad. De hecho al hablar con otras personas si esa interacción es satisfactoria liberaremos hormonas como la oxitocina y la beta endorfina, dopamina y serotonina en nuestro cuerpo. Este cuarteto es un cóctel beneficioso para el Bien- estar.

Bueno es saber que el cuerpo no solo relaciona a lo que sentimos también lo hace a lo que fingimos sentir. Esto quiere decir que si estoy muy muy enfadada y sonrío mi cerebro verá que hay dos energías cada una tirando para un sitio y disminuirá las señales de la ira hasta hacerlas desaparecer…. Así mis queridos lectores que el asunto de sonreír no es un lujo, es vital y una actitud de primera necesidad … Sonreír! Siempre sonreír así quieras llorar.

Antes que a nuestro cuerpo físico las palabras nos afectan a nivel emocional y energético. Por tanto una sola palabra genera un alto impacto energético según la carga emocional que tenga para nosotros y eso implica una respuesta física.

¿A qué velocidad nos afectan las palabras? ¡Al instante!. Es algo que podemos comprobar escuchando a nuestro cuerpo. Hay términos que nos hacen saltar que nos provocan un impacto en la boca del estómago o un encogimiento en el corazón.

Cada uno tenemos nuestras palabras «sensibles» particulares y otras que son compartidas por la mayoría.

Existen ya aparatos especializados que comprueban exactamente cómo nos afectan energéticamente las palabras, lo llaman el Bioelectrógrafo.

El bioelectrógrafo es un tipo de cámara Kirlian que imprime la bioenergía de la persona. Es como hacer una foto antes de decir nada y otra inmediatamente después de decir una palabra.

Me llama poderosamente la atención los resultados del uso de este “Bioelectrogrado”, ¿Saben por qué?

En la primera imagen la palabra testada fué «Diabetes». La persona a la que se le dijo es diabética desde hace años y está enfadada porque lleva mucho buscando una solución y no la encuentra. Es increíble como todo ese conflicto fue captado por el Bioelectrogrado y al comparar ambas fotografías en la zona externa la areola vital de la primera tiene ligeras fugas mientras en la segunda toda la energía cambia para ponerse casi como erizada llena de pinchos. Eso indica el conflicto activo.

La segunda palabra es «Médico» y la reacción es muy parecida a la anterior: La energía de la areola (zona azul y roja) igualmente cambia. Esta persona tiene revisiones anuales y relaciona «Médico» con esas pruebas que ya le tienen muy cansada.

La última palabra fué «Pareja» a sabiendas que la persona que se prestó para este experimento tiene sentimientos encontrados al respecto. En este caso la areola no cambió indicando conflicto lo que si ocurrió es que de la parte inferior de la bioelectrografía se ve como sale un círculo de energía que antes no estaba. Eso es cuando es un conflicto severo ya que toma entidad propia.

Entre las primeras y las segundas no hay más de 2 minutos de diferencia. Con lo que se logró comprobar cómo la energía cambia de forma instantánea.

¿Para que les comparto esto en esta madrugada de inspiración que sale en forma de letras?

Creo que no somos conscientes de la importancia de lo que decimos y cómo lo decimos.

Es clave hacernos conscientes, despertar y saber que en nuestras cotidianidad ocurre:

Las parejas no hablan presuponen lo que el otro siente o piensa y actúan en consecuencia.

Los padres etiquetan a sus hijos con términos o apodos y al hacerlo no se dan cuenta de cómo les están limitando por una parte la plena expresión de su ser y por otra el cómo se ven a sí mismos.

Esto último es lo más duro, porque mucho tiene que trabajar una persona para quitarse las etiquetas llenas de expectativas o señalamiento que le pusieron en la infancia.

Así mismo los jefes «motivan» a sus empleados con amenazas y presiones mientras los médicos ofrecen diagnósticos a la manera de sentencias.

Todo ello genera un ambiente de separación y angustia entre nosotros

¿Cómo vamos a ser Uno si no nos entendemos?

¿De qué manera vamos a construir un mundo mejor si no nos ponemos de acuerdo en lo básico?

Pararnos a pensar y llevar al consciente la importancia de cada palabra es del todo necesario. Mientras hacemos lo que nos han enseñado con la mejor intención y muy pobres resultados.

La vida nos está regalando una oportunidad de oro con esta cuarentena, tiempo del bueno para que aprendamos a equilibrarnos antes de hablar y saber la importancia de lo que hacemos.

No porque sea algo que hacemos a diario deja de tener trascendencia.

¿Cómo podemos comenzar a mejorar nuestra comunicación?

1) En lugar de suponer, preguntar.
2) Escuchar de verdad.
3) Trabajar el exceso de emoción.
4) Aplazar conversaciones cuando no estamos equilibrados.
5) Hablar en positivo y con intención de realmente comunicar no solo hablar.
6) Aceptar que nadie es perfecto tampoco tú (al menos desde el punto de vista de la personalidad).
7) Ser responsable.
8) Hablar menos de lo que piensas y más de lo que sientes.
9) Hablarte de forma positiva a ti mismo.
10) Hablar con el corazón.
11) Que nuestra comunicación sea positiva, efectiva y amorosa nos afecta antes que nadie más a nosotros.

Como dice Quino «No es necesario decir todo lo que se piensa; lo que si es necesario es pensar todo lo que se dice»

Ninguno (incluyendome) estamos excentos de haber hecho mal uso de las palabras, pero estamos en el tiempo de despertar la consciencia y saber que somos seres poderosos y nuestro poder reside en Las Palabras … Es una necesidad urgente para sanar este mundo que nuestras palabras estén armonizadas con la Palabra Mayor (El AMOR) y nunca olvidar que el Amor se le conoce y recita comúnmente como DIOS, es preciso tener muy claro y de manera consciente que cuando nuestras palabras vienen sazonadas de Amor tienen un poder restaurador.

¡Tengan un feliz y bendecido Martes !