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Vallenato, manifestación cultural que continúa reproduciendo imaginarios patriarcales

En la canción Dónde está esa mujer se asocia a las buenas mujeres con esclavas de lo doméstico; Lo ajeno se respeta muestra a las mujeres como propiedad privada de los hombres; la letra de Travesuras hace un llamado a que ellas acepten infidelidades; y El mundo al revés critica a los hombres que hacen labores domésticas. Estos son algunos temas que sirven para mostrar cómo el vallenato reproduce ideas estereotipadas de género.

La profesora Yusmidia Solano Suárez, directora Académica de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz y doctora en Estudios de Mujeres y Género, afirma que “al escudriñar cómo se representa a las mujeres en las composiciones vallenatas se evidencia contenido machista que termina de naturalizar el maltrato y la discriminación hacia ellas, a la vez que legitima y reproduce un orden de ideas que van en contra de sus derechos, e incluso promueven las violencias contra ellas”.
“Es necesario identificar esos contenidos para criticarlos y fomentar que la tradición de la música vallenata se haga con otros mensajes que establezcan posibilidades de relaciones simétricas entre las parejas”.
Señala además que “todas las culturas tienen sus formas particulares de expresar el patriarcado, en el caso del Caribe colombiano se manifiestan de manera más espontánea, y por tanto es más evidente; por ejemplo culturas como la boyacense, que es menos extrovertida, tiene alto grado de machismo”, aclaró la docente.
Por su parte, el historiador y antropólogo Julián Alejandro Osorio, docente de la UNAL Sede de La Paz, considera que la “sociedad necesita mecanismos para reproducir sus mensajes o formas de ser”.
“Expresiones artísticas como la música, las artes visuales o la pintura reproducen esos valores y la sociedad aprende de ellas. El vallenato es uno de los instrumentos sociales con los cuales se perpetúa esa relación de género, que son muy violentas. Es el instrumento cultural dominante del Cesar para reproducir esos imaginarios patriarcales”.
“Para contrarrestar esta problemática es clave un cambio generacional de artistas, más presencia de la mujer, no consumir ese tipo de productos culturales que van en contra de la mujer y que es machista, así como exigir un vallenato que no reitere en los mismos mensajes”.
La psicóloga Johanna Redondo Chamarro, profesional de Apoyo de Bienestar Universitario para los Asuntos de Género en la UNAL Sede de La Paz, dijo que “en ocasiones la música vallenata expresa distintas formas de violencia basada en género. Por un lado, refleja la cultura en la que fue creada, y a la vez refuerza los imaginarios de género ya existentes, contribuyendo a configurar subjetividades”.
Con respecto a los piropos, dijo que son una muestra más de la idiosincrasia de la región que cosifica a las mujeres y revela cómo se les concibe desde la óptica masculina.
“Centran la mirada en lo estético y sexual, dejando de lado otros atributos; también tienen una carga moralizante porque el tipo de piropo que eligen los hombres suele estar relacionado con clasificaciones arbitrarias como ‘buena’ o ‘mala mujer’, sujetas a la forma de vestir o la manera de caminar”.
Agrega que “por su sistematicidad y omnipresencia en nuestra región configuran una manera de acoso, en concreto el verbal callejero, que muchas mujeres padecen y acrecientan su sensación de inseguridad al circular en lugares públicos”.
Las reflexiones de los académicos se dieron en el marco del “Concierto reflexivo: una mirada a la música vallenata con enfoque de género” y de “Romper el silencio: un taller sobre la experiencia de las mujeres en el conflicto armado”, donde se tomó como insumo un extracto del informe final de la Comisión de la Verdad en su tomo 7, actividades que forman parte de la programación con la que la UNAL Sede de La Paz está conmemorando el 25N, Día de la No Violencia Contra las Mujeres.

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