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Cirirí Del Jirafo

El Expreso Naranja

Escrito por Alberto Muñoz / @albertomunozpen / elhijodedonjulio@gmail.com

En su libro, La Economía Creativa, Jhon Hawkins, publicado en 2007, define los conceptos de creatividad y economía creativa, explica cómo crearlos, como proteger esta propiedad intelectual y explora, y comparte, quince tendencias globales de los quince sectores que la incluyen. Describe el producto creativo como un bien o servicio económico que es resultado de la creatividad y tiene valor económico. La economía creativa es, por tanto, la transacción de tales productos creativos.

En el Valle del Cacique Upar la creatividad fue siempre, un modo idóneo para sobrevivir, para cantar las dificultades, describir la historia y el entorno, compartir triunfos y derrotas, para soñar y materializar lo posible. Cuando a la Tribu Los Tupes, con su Cacique Coroponiaimo a la cabeza, se les ocurrió envenenar el agua, de la laguna Sicarare con barbasco, activaron un parto creativo orientado a cesar la dominación de los españoles, que murieron y, según la leyenda, fueron revividos por acción Divina.

Con el aporte de instrumentos artesanales como el Carrizo macho, y el Carrizo hembra, operaba el conjunto vallenato, con marcado origen ancestral. Hasta cuando apareció el acordeón y, en maridaje eterno, afinaron la musicalidad que nos caracteriza desde lo territorial, el habla y la sonoridad de los cantos precedentes y posteriores.

Los queridísimos Juglares, cultores del paraíso musical que nos identifica, hacedores de la estructura musical de los cuatro aires tradicionales: son, paseo, merengue y puya. Su condición campesina, centrados en lo natural, y muchos de los que continuaron su trasegar, marcó líneas en la composición privilegiándose la descripción del entorno y los eventos, de acción o presencialidad, personales.

La piña madura, fue una de las primeras canciones y la que más facilitaba el aprendizaje en el caso del acordeón. Guillermo Buitrago, fue uno de los primeros en llevarla al disco: “La piña madura, súbete a cojela, el guarapo espeso, pa’ las cienagueras…”.

La flor del melón, canción hermosa, con compases y acordes musicales de postín. Con muchos intérpretes, pero fue el comandante Emilio Oviedo, en sus tiempos con el Kate Martínez, el primero en grabarla. Después lo hicieron, el maestro Alfredo Gutiérrez, Pello y su hermano Dagoberto. En principio solo tenía un estribillo: “del melón esa es la flor, del melón esa es la flor…”

El poeta de Villanueva, Rosendo Romero, en una de sus bellísimas canciones, noche sin luceros, interpretada por el jilguero de América, Jorge Oñate, enarboló otra fruta, que amamos, en símil feliz: “quiero escuchar la melodía de aquel canario, que en un descuido se ha escapado de su jaula; que canta alegre, sin embargo, solitario; bajo la sombra de un manguito en la sabana; quiero partirle el corazón a dos guayabos; al filo de una pena que me duele aquí en el alma…”. Si bien se refiere al árbol de mango no hay que perderse de la dicha de degustar uno de azúcar, número once, manzana vallenata o de hilacha, si no es de chupa.

El maestro Leandro Diaz cantó debajo del palo de mango, otro debajo del palo y guayabo, amaron debajo del limoncito. Cualquier día el Cacique de La Junta, Diomedes Díaz, compartió la receta “Me voy porque he pensado seguir la parranda, yo vine solamente para verte a ti, me voy muy satisfecho porque ya te vi, mañana en la mañana vuelvo por aquí, me guardas pa’l guayabo un jugo de naranja…”.

En 1989, Beto Zabaleta y Orangel “el pangue” Maestre, cantaron la de Rafa Manjarrez: “Al fin hallé mi media naranja, la morena de mi salvación, por la que juré que me ajuiciaba, y Dios caramba me la mandó…”.

En otro tiempo, el hoy presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, fue más lejos. Con su amigo y asesor, Felipe Buitrago, durante su periplo como servidores del Banco Interamericano de Desarrollo, presentaron el libro La Economía Naranja: una oportunidad infinita, “con el ánimo de estimular el debate en América Latina y el Caribe sobre la contribución de la creatividad como un elemento integral del desarrollo económico y social”. Tiempo después y como Senador, presentó

el proyecto convertido en la Ley 1834 de 2017 Por medio d la cual se fomenta la Economía Creativa Ley Naranja, cuyo Objeto es “desarrollar, fomentar, incentivar y proteger las industrias creativas (…) entendidas como aquellas industrias que generan valor en razón de sus bienes y servicios, los cuales se fundamentan en la propiedad intelectual.” Coherente con su acción en este campo, en su discurso de posesión, como Presidente de Colombia, lo confirmó: “Estamos comprometidos con el impulso a la economía naranja para que nuestros actores, artistas, productores, músicos, diseñadores, publicistas, joyeros, dramaturgos, fotógrafos y animadores digitales conquisten mercados, mejoren sus ingresos, emprendan con éxito, posicionen su talento y atraigan los ojos del mundo”.

Puede afirmarse que la economía naranja es legislación en desarrollo, en lo atinente a la reglamentación de la Ley, con vice ministerio en funcionamiento, implementación de sus disposiciones, línea de créditos especial y un espacio significativo, paralelo a los talleres Construyendo País, la denominada feria naranja.

Perdimos el expreso del sol, tren de pasajeros que, claudicó por el ocaso de línea férrea nacional, ahora en recuperación. Contamos con la oportunidad que representa la economía creativa, un verdadero Expreso Naranja: el llamado es a embarcarnos, no a quedarnos. Porque como diría, el pulmón de oro, Poncho Zuleta ¡eso jamás!

Comentario

  1. Este señor detalló muy bien lo que es la economía naranja desde lo más puro de la expresión vallenata: la música. Abrazos señor don julio.

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