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Así opinan

El pequeño gran monstruo

IV parte

Escrito por Naimara Gutiérrez Parodys @nagupa91 – @ps.naimaragutierrezNagupa91

Este apartado lo haré basado en el Inventario de Depresión de Beck, debido a que en la crisis, había querido aplicarme esta prueba. La tristeza que sentía era más pesada de lo que mis huesos, mi alma y mi espíritu pudieran soportar. Todas mis sensaciones y experiencias eran vividas a través de una óptica negra, rústica y sin sentido. Si miraba hacía al futuro, mis expectativas estaban dirigidas hacía La peores cosas: perdida de empleo, incumplimiento de mis sueños, descripción de mis padres y familiares, la distancia de mis amigos, el no encontrar a mi pareja ideal, nunca terminar de pagar el ICETEX. En fin todas las áreas de mi vida estaban destinadas al fracaso rotundo, mi existencia o el sentido de ella, había terminado para mi.

Pero de todo, lo que más me generaba frustración es que NADA ABSOLUTAMENTE NADA de lo que antes me generaba placer lograba mover alguna fibra de emoción positiva en mi. Podría asegurarles que aún estando en el Camp Nou, ningún bello se erizaría al ver a mi equipo desplegar su magia en el campo. Mis emociones estaban en un sueño profundo ante cualquier situación agradable. Por otra parte, la culpa se convirtió en mi fiel compañero, ya que de día y de noche estaba conmigo, generando rechazo absoluto hacia mis pensamientos, mis acciones, a cada centímetro de mi cuerpo. Mi único lenguaje de amor establecido para mi misma era la autocrítica, incrementando mis deseos de acabar con mi vida.

El llanto comenzó a ser mi única herramienta de expresión. Mis lágrimas iniciaban su danza en mis mejillas, apenas mis ojos se abrían ante la presencia de un nuevo día. Lo anterior, debido a la sensación de inutilidad y de persona sin valor inundaba mi interior, consumiendo ferozmente mi energía para levantar cabeza y caminar hacia delante.

Mi almohada se transformó en mi destino favorito de día y en mi dulce tortura en las noches al contemplar cómo mis sueños pasaban a ser mis peores pesadillas. También, se me quitaron las ganas de comer hasta el punto de vomitar cada gramo de comida ingerida.

Mi mente divagaba desde su parte más superficial hasta las partes más profundas. se desplazaba en cuestión de segundos hacia fragmentos del pasado, mi presente y futuro, haciéndome más complicado llegar a la punta final del tejido de mis decisiones, provocando en mí, un cansancio semejante al que tiene la persona que ha corrido centenares de maratones en un tiempo récord.

Por otro lado, mi desinterés también hacía eco en mi apariencia y aseo personal. Mi code dress preferido eran las pijamas, en especial la de mi gorda (mi madre), con la finalidad de sentirme cerca a ella, aunque mi cuerpo se alejara cada vez más de su presencia.

Y qué decir por mi interés hacia el sexo opuesto, se extinguió hasta quedar resumido en cenizas. Cosa que se resolvió al 💯 (información no apta para mis padres jajaja 😜 pra- completa la frase la pna que sepa)

De esto, debo concluir que sé que lo peor que puede sucederle a una persona no es la muerte, es la pérdida de sentido, de proyecciones y de protección. No hay nada más fúnebre que forjar pasos sin dirección. Razón tenia Václav Havel al decir: “La tragedia del hombre moderno no es que sabe cada vez menos sobre el sentido de su propia vida, sino que se preocupa cada vez menos por ello”. Por tal motivo, “descubre quién eres y hazlo a propósito” Dolly Parton

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