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La despedida

Escrito por Ramses (Seudónimo)

A corta distancia de él observo su postura corporal rígida como el muro al lado del cual se encontraba de pie, su mirada extendida más allá de los anaqueles donde estaban los electrodomésticos , como queriendo alcanzar con una mano invisible el sol en un orto, sus pensamientos como espirales que se arremolinaban en el cerebro y de cuando en cuando se filtraba alguno por las goteras de la memoria convirtiéndose en murmullo lanzado al viento:

-¿Cuántos años duró su estancia entre nosotros? – Masculló.

-¿19, 20? Respondía, preguntándose y gesticulando con las manos en una acción que generaba inseguridad y denotaba la necesidad de comunicar sus sentires. En ese momento, me acerco a él y comienzo a escuchar el relato como si me estuviese esperando para comunicarlo.

“ya ella no hacia las cosas como antes, como los primeros años en los que llegó a casa. Me preguntaba: ¿Será el cansancio?, ¿la vejez? ¿Tal vez sentía en lo más hondo de su ser la ingratitud en el mal trato que algunos le dimos?… en fin, no pude determinarlo, tampoco lo pregunté. Ya no hay tiempo para hacerlo.

Aunque siempre fue silente para expresarse, últimamente estaba muy ruidosa al hacer sus cosas, también comencé a notar sus calenturas al hacer el mínimo trabajo, mal hecho, pero en fin lo hacía. Analizando, acá en retrospectiva, sigo preguntándome:

  • ¿Qué pasó?

Manteníamos sus elementos de trabajo limpios y en buena forma, tuvimos siempre un lugar limpio y aireado para su estancia, hasta vestiduras elegantes le hacia la abuela.

  • En fin no sé qué pasó.

Hoy, sin despedirse, dijo adiós intempestivamente, dejando tras de sí un aroma de desagrado, un vacío y una humeante estela de incertidumbre en todos los espacios de la casa.

Sólo puedo decirle en nombre de mi familia que estamos agradecidos con ella, disfrutamos mucho su participación en nuestros almuerzos; en una que otra merienda de la tarde o noche y en esos antojitos que nos ayudaba hacer.

Y por eso estoy acá joven.” Voltea la mirada dirigiéndola hacia mí.
¡Vengo a comprar otra licuadora!

Rafael Mendoza Suárez

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