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Cirirí Del Jirafo

Mariposario Universal

Escrito por Alberto Muñoz Peñaloza

En la antiguedad la mariposa era señal de lo intangible, vínculo con la luz, indicador de cambio, símbolo de la transformación y del valor para lograrla. Es que una mariposa supera etapas para llegar a serlo, mediante el proceso conocido como metamorfosis: huevillos primero, larva (oruga), pupa o crisálida (capullo), imago o dilato (mariposa). Para otros simboliza la libertad.

La bióloga colombiana, Blanca Huertas, dada su condición de curadora del Museo de Historia Natural en Londres, y como tal,  responsable de la colección más antigua y grande del mundo, con cinco millones de ejemplares.

El espacio destinado para la cría y exhibición de mariposas es un mariposario, no obstante que en algunos crían y exhiben otros insectos, arañas, escorpiones. Mariposarios importantes, entre los más, son: del Drago, en Tenerife (España); Insectarium de Montreal (Canadá), museo educativo, cultural y científico; jardín botánico Passiflorahoeve, Holanda., con cinco jardines dedicados de manera exclusiva a las mariposas; el Australian Butterfly Sanctuary, en el corazón de la selva tropical de Kuranda; Jardín de mariposas del Quindio, en Colombia.

En la territorialidad vallenata las mariposas perviven al compás del paso del tiempo, con la llegada de los avances científicos y en el ir y venir del rumor del viento que nos es común. Las tuvimos en suma diversa, manteniéndose en aletear imperdible, en ‘la malena’ de Patillal. En otros sectores van y regresan. Las recuerdo en Hurtado, en aquellos tiempos de balneario edénico con el maridaje, la alcahuateria y el ‘amorio’ paisajistico de peregüetanos, mariposas, algarrobos, iguanas, guamachos, uno que otro trupillo, lobos, lobillos y machorritos en trance de lobismo.

El poeta y narrador español, Gustavo Adolfo Bécquer, cuenta entre sus creaciones la ‘historia de una mariposa y una araña’: “(…)Sentado estaba, como digo, pensando, según vulgarmente se dice, en las musarañas, cuando pasaron por delante de mis ojos dos mariposas blancas como la nieve. Las dos iban revoloteando, tan juntas, que al verlas me pareció una sola. Tal vez habían roto ambas a un mismo tiempo la momia de larva que las contenía y, animándose con un templado rayo de sol, se habían lanzado a la vez, en su segunda y misteriosa vida, a vagar por el espacio (…)”. El escritor argentino, Jorge Luis Borges, en su progresiva refutación del tiempo, legó El sueño de Chuang Tzu:  Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar no sabía si era Chuang Tzu el que había soñado que era una mariposa o si una mariposa soñaba que era Chuang Tzu”. El poeta chileno Pablo Neruda, tiene en su cosecha, mariposa de otoño: “La mariposa volotea, y arde -con el sol- a veces. Mancha volante y llamarada, ahora se queda parada, sobre una hoja que la mece (…) La mariposa volotea, revolotea, y desaparece”. 

Y entonces, como por arte de magia, con la velocidad que las caracteriza, el recuerdo nos lleva al glorioso Ateneo El Rosario, en 1967, cuando Valledupar ebullía, a partir de varios acontecimientos: la muerte de Pedro Castro Monsalvo, la Ley 25, que creó el Cesar, la inauguracion del Departamento, la designación del Doctor López, como primer gobernador. Estábamos en él aula, detrás del kiosco que quemó el monillo, en pleno centro literario, 4 B de primaria, salieron al frente el brillante Tico Aroca, leyó la biografía de Rafael Pombo, mientras el nunca olvidado profesor Lorenzo Padrón, gestualizaba satisfacción; sin pausa alguna Chivirico Cabello, con su característico pantalón azul turquí y camisa de nylon blanca, ‘arrasó’ con todos los aplausos en gracia del poema El Niño y la mariposa, de Pombo: “Mariposa, Vagarosa rica en tinte y en donaire ¿qué haces tú de rosa en rosa? ¿de qué vives en el aire? Yo, de flores y de olores, Y de espumas de la fuente, y del sol resplandeciente que me viste de colores (…)”.

Era grande del escándalo de mi padre con el espinerío de los bocachicos en la época en que, durante sus viajes a Maracaibo, los degustaba sin espinas gracias al corte mariposa. Nadie lo entendía, hasta cuando Miguel Morales, la voz, arrastró a Brachito, el chef maracucho que venía a los lanzamientos de sus discos. Explicó que se trata de un corte en pescados pequeños, como bocachicos, sardina, caballa, trucha arcoiris, pacora, entre otros. Al pescado se le retira la cabeza, corte por el vientre abriéndolo todo, se retoran las espinas, intactos los dos filetes unidos por la piel del lomo y se lo prepara con amor y sazón. Opera también con el lomo ancho y el pollo. Duele que todo esto pase pero el proyecto de las maripositas de miel de abeja y cubierta de cresto, del emprendedor Paquito Monsalvo, siga en remojo.

El contexto musical continental, presenta, a: Victor Manuel, no quería engañarte “tu que rompiesta los sueños, con tu ego y tú silencio, no vengas a reclamarle, mariposas a este invierno…”; La oreja de Van Gogh “(…) la casualidad, se puso el disfraz de una mariposa…que al vuelo se entregó(…)”; Sivio Rodriguez: …hoy recuerdo mariposas, que ayer solo fueron humo, mariposas, mariposas, que emergieron de lo oscuro, bailarinas, silenciosas(…)”; Danny Daniel, el vals de las mariposas “pasean por tu jardín, mil mariposas, comenzaron a decir cosas hermosas, la más bella de las mil, besó una rosa , después se fue hacia ti, maravillosa…”, entre más.

El mundo Vallenato

Allende los cerros, en Macondo, la imaginación de Gabriel García Márquez, se solidarizó con la realidad, plasmándola en Cien años de Soledad: “(…)Esa noche, la guardia derribó a Mauricio Babilonia cuando levantaba las tejas para entrar en el baño donde Meme lo esperaba, desnuda y temblando de amor entre los alacranes y las mariposas, como lo había hecho casi todas las noches de los últimos meses. Un proyectil incrustado en la columna vertebral lo redujo a cama por el resto de su vida. Murió de viejo en la soledad sin un quejido, sin una protesta, sin una sola tentativa de incidencia, atormentado por los recuerdos y por las mariposas amarillas que no le concedieron un instante de paz, y públicamente repudiado como ladrón de gallinas (…).

En cualquiera de las casas, en el cañaguate como en el cerezo, novalito o en el de la mala palabra, cuando entraba una mariposa negra, el miedo horizontalizaba el presagio de muerte y daba lugar a aprovisionarse de café, pielrojas, ‘ajinjible’, panela y pimienta para el calentillo. Si era de colores, esperaban visitas, regalos gastronómicos del vecindario o un buen alfandoque, melcochudo y trenzado, que un atanquero detallista enviaba como obsequio de cumpleaños. Cuando era amarilla, el amor circulaba por el mapamundi corporal.

El buen Luciano Gullo Fragoso, la describió con entusiasmo creativo: “(…) esa forma misteriosa yo la haré para cazar, a una linda mariposa, que no se deja apresar, y cuando llegue ese preciosa día, que yo pueda interrumpir su vuelo…”. Alfredo Gutiérrez, hizo lo propio, mariposita chiriguanera, que se ha robado mi corazooon, desde que te ví por vez primera, renació en mí el amor…” .  Gustavo Gutiérrez Cabello y Tobias Enrique Pumarejo, le cantaron ‘a cuatro manos’, “Cosas en Valledupar, ay que causan admiración, cuando me fui a levantar, me ha salido una visión, en figura e’ mariposa, ay me ha salido esa mujer, así es como son las cosas…”.

Se las relaciona muy bien con la estampa femenina, se le canta a una y a otra, como si la otra fuera la una. Octavio Daza, en figuras de amor “radiante estaba el día tan linda se veía mi amor, que una mariposa al ver su belleza, detuvo el vuelo y se volvió una flor”; en ‘río badillo’, “mira aquella mariposa, como juguetea a la orilla del río, pero muéstrame una cosa que sea más hermosa que el cariño mío”; el galeno Fernando Meneses, en ‘muere una flor’: “Las ilusiones que lancé al viento, convertidas en mariposas doradas, querían decirte con mi silencio, algo más grande que con palabras”;  Ivan Ovalle, en La mariposa, ese pelo negro que contrasta con su piel, ese blanco denso de sus dientes de marfil, creo que desde niño la tengo dentro de mí, es la mariposa que buscaba en mi niñez, que corría atrás de’lla y se iba, que corría atrás de’lla y volaba”; Rafael Wicho Sánchez, en  mariposa, “vi pasar una mariposa, una mariposa rara, yo le vi muchas cosas, pero no le miré la cara, pero como tú sales a pasear, y nunca me has mostrado tu jardín, pero yo sé que volar es tu fin, y aqui a mi jardín tienes que regresar”; el gran Hernando Marin, en La mariposa “Ayer se paseó en la casa una mariposa como buscando un secreto, después se posó en el patio sobre una rosa que se mecía con el viento” (…)”.

El maestro Escalona, dejó su mariposario particular: mariposa urumitera, “si ves una mariposa, que a tu casa se presenta, no me le cierres la puerta, por quee te va’deci’ una cosa”; La mariposa del río badillo, “La mariposa  del rio badillo entre sus alas trajo un recao’, que me mandaste de la otra orilla de la otra orilla dl otro lao; el VALLENATO Nobel, “Gabo te mandó de Estocolmo, un poco de cosas muy lindas, una mariposa amarilla, y muchos pescaditos de oro”, La paloma Sanbasilio, “que yo me voy, que yo voy, donde está la primavera, a donde la luna hermosa, de madrugada se ve brillar, por las mañanas las mariposas, en las sabanas de Patillal”; y la tapa de la olla, mariposa bonita, mariposa bonita esa eres tú, en el cerro pintao’ de Villanueva, que te fuiste conmigo pa’ otras tierras, pero siempre pendiente e’ regresar…”

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