MICKAEL OBRENOVITCH

Escrito por Cristina Díaz @crisdiaz48

LA SERPIENTE NARANJA se reúne esta semana en Bogotá con la artista Yarime Lobo, durante estos días tenemos una invitación especial en la Universidad Nacional, vamos al lanzamiento del libro DISCUSIONES FILOSÓFICAS de Jorge Aurelio Díaz. Y claro trabajaremos en un proyecto que nos une el alma con la Editorial Random Penguin.  Cada paso entre mi gran amiga vallenata Yarime, la gran artista del mosaico y mis esfuerzos por encontrar espacios de integración con el arte son pocos. Esta columna quiero que sea ese espacio de discusión donde vivimos los espacios de nuestras ciudades, pero además descubrimos esos artistas extranjeros, como el que les traigo hoy: MICKAEL OBRENOVITCH.

Mickael Obrenovitch, es un artista que recuerda y está unido a sus raíces, hijo de un científico, nació en la Riviera francesa. Recuerda que desde siempre su vida estuvo ligada al arte, no se ve separado de ella y tampoco desea estarlo. La creatividad ha sido su cómplice, la más fiel compañera. Por eso rememorar un momento en particular que lo haya motivado a convertirse en artista, es difícil. Desde que tiene memoria ha estado moviéndose en este ámbito. Pero de lo que sí está seguro y responde sin titubear es que “no sabría, ni quisiera, hacer nada más en mi vida que no sea dedicarme al arte”.

Sin embargo, se le viene una serie de instantes a su cabeza. Él recorriendo el mundo de la mano de su padre, conociendo nuevas estaciones, nuevas culturas, acercándose a la literatura y los museos, todas estas experiencias son las que trata de recoger en sus creaciones.

Ustedes saben el trabajo no limita la creatividad, así que nos dedicamos a caminar y hoy para recomendarles el plan artístico de la semana,  a tomarnos unos cuantos cafecitos en el Centro, caminamos la Candelaria y les vamos conversando sobre el francés que le rinde un homenaje a Colombia con una obra gigante. Mickael Obrenovitch tiene y tuvo un gran sueño, el sueño era salirse del molde. Sabía que estaba destinado a compartir su visión artística con el mundo y sin embargo, permaneció cinco años en un trabajo que no le gustaba, hasta que un día decidió abandonarlo y hacerle caso a su intuición.

Así que decidió embarcarse en un viaje que aun hoy no tiene regreso, para conocer esos sitios que nadie ve. Por ejemplo, ha estado en Kazajistán y Bali, regalando un poco de su obra. Para él su título de artista se debe en hablar con la gente, estar cercano a su día a día y realizar trabajo de campo.

Este hombre ahora en Colombia se inspiró en la paz para realizar ‘La puerta de la victoria’. La paz y la reconciliación fueron las musas, una escultura de gran formato hecha en acero y en forma de aro, que mide cuatro metros de diámetro. La obra se presentará en la Escuela de Equitación del Ejército Nacional en Bogotá, en el marco de la conmemoración de los 200 años de la Campaña Libertadora realizada por Simón Bolívar en 1819. Para Obrenovitch, “esta obra materializa la paz y muestra el lado positivo de Colombia, más allá de los estereotipos y el lado negativo que vemos en películas clichés. Quiero mostrar la riqueza y la diversidad de este país”.

​Esta gran escultura, fabricada con técnicas precolombinas, hace parte del proyecto ‘Gate of The World’ que inició hace tres años a raíz de una propuesta que desarrolló para la Exposición Universal de Dubai 2020 y que busca llevar a varios países. “Los aros funcionan como pasajes virtuales que conectan las culturas y las diferencias de las personas. El plan es llevar este proyecto a cada país e imaginar el planeta conectado por estas puertas”, explicó Obrenovitch al periódico El Tiempo, quien es un apasionado de la arqueología y el arte precolombino. Primero el artista estudió historia del arte y luego empezó con la creación de estas majestuosas obras.

Desde SERPIENTE NARANJA deseamos que nuestro país pueda ser un museo al aire libre, un lugar de estética y paz. Su estadía en Colombia es búsqueda y agradecimiento, porque está convencido que el talento no es nada sino se comparte con la gente. “No es vender un producto es conectar con las personas tu visión de la vida”. El mensaje de Obrenovitch a los colombianos es claro, propone un reto importante: la construcción de la paz es un ejercicio diario que se forja pacientemente pero que requiere un compromiso sin dar un paso atrás.