SEMANA SANTA

Escrito por Cristina Díaz @crisdiaz48

Estamos en un momento genial, unos días esperados para hacer un poco de turismo religioso o estar en casa dedicados a hacer arte en familia. Es interesante que hoy aprovechando este tiempo extra, traemos la pregunta: Cómo exhibir y/o deshacernos del arte de nuestros hijos.  Es un momento clave para repensar lo que compartimos en la sala o el comedor de nuestra casa. Cómo involucrar a nuestros hijos en la selección de arte para exhibir, para compartir con amigos y familia.

En el New York Times Lee Fairchild, quien enseña arte en el Chuck Jones Center for Creativity en Costa Mesa, California, coordinaba exhibiciones de arte en escuelas al final del curso escolar, ella en las entrevistas sobre cuál es el secreto de su éxito, siempre comentaba que tenían al menos una obra de arte creada por cada uno de sus estudiantes.

Es claro su método de curaduría consiste en involucrar a los estudiantes en el proceso de selección al realizar preguntas abiertas sobre su arte, como “Dime más sobre esto”. Ella alienta a los padres y las madres a hacer lo mismo en el hogar —a revisar el arte con los pequeños artistas y tener una conversación sobre qué les gusta más y por qué—. Ya que tú y tu hijo hayan seleccionado qué obra exhibir.  A mí esto me pareció interesante, y si queremos que nuestros hijos tengan sensibilidad al arte o lleguen a ser unas SERPIENTES NARANJAS en Colombia debemos indagar que sienten y como expresan esos sentimientos.  Fairchild sugirió esta idea: cuelga cuadros sin el vidrio, para que los niños puedan colocar arte en el interior. “Los marcos elevan el arte y le dan el significado de que es especial”.

Recuerdo cuando Ada López otra de las periodistas de Expresión Naranja compartió este ejercicio con sus hijos y ambos reaccionaron positivamente a sensibilizarte con el arte. Ahora que ella, Luzmila y yo tenemos el libro de Origami de Paz andando y haciendo talleres siempre queremos que los niños nos cuenten que sienten y lo expresen a través de color. Mike Barish, un escritor de mercadotecnia que vive en Chattanooga, Tennessee, usa un enfoque similar con su hijo de 4 años, Calvin, al involucrarlo en el proceso de selección de arte que exhibe. “Cuando está orgulloso de una pintura, nos pregunta si puede pegarla con cinta adhesiva a las ventanas en nuestra cocina. Él cuelga esas obras especiales por sí mismo, lo cual es adorable”, dijo Barish y agregó: “Afortunadamente, ¡no nos pide colgar todos sus dibujos!”.

Así crea un sistema para almacenar el arte de los niños, es importante no arrebatar esta ilusión y sensibilidad en los niños, aunque nos parezca abrumador la cantidad de arte que los niños traen a casa de la escuela; ella trabaja con los padres para establecer lineamientos sobre qué conservar y qué desechar, mientras manejan la culpa que a menudo acompaña esas decisiones.