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Leo Matiz

Escrito por: Ana Lucero Morales – Luis Soto - Cristina Díaz – Ada López

“Yo disfruté el oficio de la fotografía porque estaba dominado por el ansia de conocer.

De niño sólo observaba. Cuando descubrí la fotografía y aún hora, pienso que he

observado previamente. Soy un observador de la naturaleza”.

Leo Matiz

En esta primera semana de diciembre nuestro homenaje es para Leo Matiz, uno de los fotógrafos colombianos más importantes del siglo XX, al igual que Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura de 1982, Leonet (Leo) Matiz nació en el municipio de Aracataca, en el departamento caribeño de Magdalena y parte de su trabajo resalta nuestras costumbres y vida diaria, revolucionó la fotografía en Colombia. Su obra incluye fotografías de paisajes rurales y urbanos, formas abstractas que se encuentran en la arquitectura y la naturaleza, además de retratos de individuos conocidos en los campos del arte y la política y fotografías narrativas de nativos latinoamericanos.

Aquí los invitamos a vivir parte de su vida en esta entrevista realizada por Álvaro Medina, en el año 2018, gracias a la exposición ¡Luz más luz!, Leo Matiz en las colecciones del Banco de la República en la cual se realizó  un homenaje a la vida, obra y la fama de Leo Matiz:

Viajero frecuente desde su adolescencia, Matiz comenzó su carrera como fotógrafo de gira por Colombia como reportero que trabajaba para revistas. Luego viajó a Panamá, atravesó Centroamérica a pie y se puso a trabajar en México. Leo Matiz (1917-1998) pasó en México parte de los años cuarenta y dejó huella. En torno a su obra mexicana apareció el libro El reportazgo en la posrevolución. Un viaje de la caricatura a la fotografía (Ediciones del Lirio-LM Difusión Artística, México, 2019), con introducción de Marcos Daniel Aguilar y trabajos sobre caricatura y fotografía del personaje que escriben Agustín Sánchez González, Francisco Amighetti y Miguel Ángel Flórez Góngora; bajo el rubro “La conjura del reportazgo”, se ofrecen textos de Miguel Ángel Aguilar Ojeda, Julio César Merino Tellechea y Enrique Santos Montejo Calibán; en torno a la obra de Matiz como fotorreportero (“El tropel del instante”), aparecen artículos de Rebeca Monroy Nasr y de los hace tiempo fallecidos Horacio Quiñones y Arturo Sotomayor; y reportajes de los legendarios Antonio Rodríguez, Luis Spota, Efraín Huerta y del escritor y formidable escultor también colombiano Rodrigo Arenas Betancur (no Betancurt ni Betancourt). Con ellos, Matiz ejecutó trabajos que en buena hora rescata este libro que debe conocer todo amante de la fotografía.

Matiz vivió en México durante aproximadamente diez años a partir de 1940 y colaboró con numerosos artistas, como Manuel Álvarez Bravo y Gabriel Figueroa en proyectos cinematográficos mexicanos y David Alfaro Siqueiros en el mural “Cuauhtémoc contra el Mito”. También fotografió a Frida Kahlo, caracterizando su fuerza y sensibilidad en una serie de imágenes, algunas tomadas en la Casa Azul, otras en su vida diaria, capturando su mística y poder. Además, conoció a artistas como Dadi Aldaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Luis Buñuel.

En 1948, Matiz se mudó a la ciudad de Nueva York y trabajó como foto-periodista para la revista Life y las Naciones Unidas, documentando el intenso conflicto en Oriente Medio. Durante estas tareas presenció y fotografió asesinatos y tiroteos, mientras experimentaba su propio dolor y sufrimiento personal. A finales de la década de 1940, Leo Matiz fue galardonado con el premio al Mejor Periodista Fotográfico de México y también fue considerado uno de los diez mejores fotógrafos vivos del mundo. Más tarde, Matiz abrió el primer estudio/galería en Bogotá, Colombia, que pronto se convirtió en una parte integral de la escena bohemia para artistas, escritores e intelectuales. En 1951, Matiz lanzó la primera exposición de pinturas de un artista de 19 años, Fernando Botero, y fotografió sus primeras pinturas, fuertemente influenciadas por Pablo Picasso.

Matiz fue honrado por el gobierno francés en 1995 con el título de Caballero de las Artes y las Letras por su extraordinaria contribución al arte de la fotografía. Leo Matiz murió en 1998, dejándonos miles de imágenes como una contribución al legado histórico y artístico de la fotografía.

En la última década, ha habido numerosas exposiciones internacionales de museos y galerías de su obra y las fotografías forman parte de colecciones museísticas, institucionales y privadas. WESTWOOD GALLERY NYC fue la primera galería en exhibir su obra en EE. UU, donde, en palabras textuales del comunicado de la galería, se “presentó una destacada selección de 60 fotografías del fotógrafo colombiano más importante del siglo XX”.


Compartimos algunas de las imágenes que Matiz realizó durante su vida de trotamundos, viajero y buscador de momentos, en uno de los lugares más importantes en el desarrollo de nuestro país, El rio Magdalena, como reconocimiento a este río amigo, río que nos trae tantos recuerdos con las travesías que los conquistadores hicieron a lo largo y ancho del mismo, con sus gentes, sus costumbres, su gastronomía. Esperamos sus comentarios.


“El Río Magdalena permanecía siempre turbio y torrentoso, devorándose la selva y los

potreros. Viajé muchas veces en barco a vapor a través de ese río desde mi

adolescencia realizando caricaturas para los pasajeros. La llegada de los barcos a los

puertos era una fiesta. Durante la noche se prendía una planta eléctrica, se preparaba

un sancocho y se celebraba con la orquesta que llevaba la embarcación al ritmo de

porros”.

Leo Matiz

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